Patrimonio Mundial verde a orillas del Neisse
El Parque de Muskau –uno de los pocos sitios binacionales del Patrimonio Mundial de la UNESCO– celebra su 200 aniversario.
“Un parque debe ser una galería de pinturas, cada pocos pasos debe surgir un nuevo cuadro” dijo el príncipe Hermann von Pückler-Muskau, que en 1815 sentó las bases para su galería en medio del paisaje. Su objetivo era “embellecer con un hermoso y gran parque” a Bad Muskau, su ciudad natal. Treinta años le llevó al arquitecto paisajístico terminar la obra de arte jardinera a orillas del Neisse, en Sajonia: cuadros verdes, marcados por majestuosos árboles, senderos serpenteantes, pintorescos ríos y lagos, vastos prados y singulares puentes y edificios. El Parque de Muskau es hoy, con sus más de 800 hectáreas, el mayor parque paisajístico de Europa Central en estilo inglés. Los aproximadamente 350.000 visitantes por año pueden recorrer el parque a pie, en bicicleta, en carruaje o en barca.
Símbolo del entendimiento germano-polaco
Lo particular es también la historia binacional del parque. En 1945 fue cortado en dos partes por la nueva frontera germano-polaca. Un tercio de los terrenos quedó del lado alemán; dos tercios, quedaron del lado polaco. Durante la Segunda Guerra Mundial, los edificios y puentes fueron destruidos y la vegetación creció descontroladamente. Pero con la caída del Muro y el fin de la Cortina de Hierro entre Europa Oriental y Europa Occidental, el Parque Muskau renació.
Expertos paisajísticos de ambos lados de la frontera coordinan desde 1989 sus trabajos de restauración, con el objetivo de conservar el parque como armónica obra total. En los años 1990, la cooperación se intensificó, transformándose en un proyecto modelo de la conservación internacional de monumentos. En 2004, la UNESCO honró los esfuerzos germano-polacos destinados a conservar la herencia cultural común: la organización incluyó el histórico parque paisajístico en la lista del Patrimonio Mundial. Desde 2011, el Puente Inglés, destruido durante la guerra, une nuevamente las dos partes del parque. No solo es arquitectónicamente singular, sino también un símbolo del entendimiento entre los pueblos alemán y polaco.