Los guardianes de los bosques
En todo el mundo, los bosques sufren las consecuencias de la tala ilegal. Susanne Gotthardt, experta en bosques, nos cuenta cómo el WWF está salvando los bosques en el Sudeste Asiático.
Sra. Gotthardt, ¿cuál es la implicación del World Wide Fund For Nature (WWF), una de las mayores organizaciones de conservación de la naturaleza, en el Sudeste Asiático?
En particular, ayudo a las organizaciones del WWF y a otras organizaciones de la sociedad civil in situ que se esfuerzan por preservar la biodiversidad y, por tanto, también especialmente por proteger los bosques que presentan una gran diversidad de especies. Esto ocurre de muchas maneras diferentes. WWF trabaja con gobiernos, empresas y comunidades para gestionar y conservar así de forma sostenible los corredores forestales entre zonas naturales protegidas. Ayudamos a las comunidades indígenas como guardianes de los bosques y además desarrollamos modelos de gestión y planes de desarrollo sostenibles e inclusivos.
Apostamos por una combinación de protección, producción sostenible y recuperación de los bosques.
¿Qué papel desempeña la población en la protección forestal?
La población local es fundamental. Por un lado, las personas sufren en primera persona la pérdida de los bosques y de sus recursos. Por otra parte, también necesitan oportunidades de obtención de ingresos y perspectivas. Se trata de aunar ambas cosas. En el pasado, en numerosos países del Sudeste Asiático se registraron altos índices de deforestación, principalmente para hacer sitio a nuevas plantaciones, como las de aceite de palma o caucho. Ahora estamos constatando un cambio de mentalidad y, afortunadamente, las cifras han disminuido, en algunos casos de forma significativa. Sin embargo, muchos bosques no están en muy buenas condiciones. Ahora lo que se necesitan son soluciones para la sociedad en su conjunto capaces de conciliar los intereses económicos, sociales y ecológicos. WWF apuesta por una combinación de protección, producción sostenible y recuperación de los bosques. La población local debe “tomar las riendas”. Porque lleva generaciones viviendo allí y está estrechamente vinculada a la región.
¿Qué proyectos gestiona WWF en el Sudeste Asiático?
En Sabah, un estado de Malasia, WWF trabaja con pequeños y medianos agricultores de aceite de palma. El objetivo de aquí a 2026 es introducir prácticas de cultivo más sostenibles, certificadas según el estándar de la “Roundtable on Sustainable Palm Oil” (RSPO), en una superficie de unas 15.000 hectáreas. Además, mediante la reforestación de zonas degradadas se creará un corredor ecológico que revertirá las intrusiones provocadas por el hombre. De este modo se devolvería a la fauna autóctona parte de sus rutas migratorias naturales. Esto también debería mitigar los crecientes conflictos entre humanos y elefantes en la zona del proyecto y estabilizar las poblaciones de animales salvajes en peligro, por ejemplo de orangutanes.
¿Cómo valora el compromiso de Alemania por la protección forestal global?
El Gobierno alemán promueve la conservación forestal global a través de diversos programas de financiación. Esto es positivo e importante. Pero es necesario un mayor esfuerzo para preservar los bosques en beneficio del clima y de las generaciones futuras. En los propios países se debe apoyar la transformación hacia una producción sostenible. En virtud de la Ley de la Cadena de Suministro de la UE se exige ahora que en determinados productos se certifique la libertad de deforestación. Esto plantea, sin embargo, grandes retos para algunos productores, en particular para los pequeños agricultores. En este sentido se deben realizar más adaptaciones para que la protección sea eficaz. En particular, las empresas que se abastecen de materias primas deben asumir también su responsabilidad y no limitarse a participar financieramente.
¿Cómo pueden los ciudadanos de todo el mundo contribuir a la protección de los bosques?
La producción de numerosos productos supone una deforestación, como el papel, el biocombustible y los neumáticos para automóviles. Pero a menudo esto también ocurre de manera indirecta, como en el caso de la carne. La producción de carne implica la tala de selvas tropicales para plantar soja, ya que muchos animales de granja se alimentan principalmente de ésta. No basta, por ejemplo, con sustituir el aceite de palma por otros aceites, ya que éstos necesitan una mayor cantidad de superficie por litro de aceite. Se trata, en definitiva, de consumir menos y más responsablemente. Existen certificaciones como FSC y RSPO, que indican una producción más sostenible. Entretanto, también se puede adquirir aceite de palma ecológico, pero en una proporción muy baja en todo el mundo y, hasta ahora, no procedente del Sudeste Asiático.
Susanne Gotthardt, responsable de WWF Indonesia, trabaja desde 2011 para el World Wide Fund For Nature.