Del movimiento antinuclear a la transición energética
El accidente atómico de Chernóbil hace 35 años fortaleció el movimiento antinuclear y allanó el camino para la transición energética.
Hace 35 años, el 26 de abril de 1986, explotó el reactor de Chernóbil y Alemania aprendió una nueva palabra: MAP, el “máximo accidente previsible”. El MAP dejó de ser un escenario teórico o un término de lucha política del movimiento antinuclear existente desde los años 1970 para transformarse en una dolorosamente experimentable realidad. Según las estadísticas, después de Chernóbil, más de la mitad de los alemanes se sintió personalmente amenazado por las centrales nucleares y el porcentaje de adversarios de la energía atómica pasó de un décimo a casi un tercio de la población. El consenso social sobre la hasta entonces “limpia energía atómica” empezó a desmoronarse, cada vez más gente comenzó a exigir el abandono de ese tipo de energía. Políticos de todos los partidos prometieron reducir la participación de la energía nuclear en el abastecimiento de electricidad, que en ese momento era de casi un tercio. Pero la catástrofe de Chernóbil no produjo un cambio fundamental en la política energética.
La transición energética fue aprobada después de Fukushima
El cambio fundamental llegó 25 años más tarde y después de una nueva catástrofe: Fukushima. Cuatro días después del accidente, ocurrido el 11 de marzo de 2011, Angela Merkel, la canciller federal, dispuso el inmediato cese de funcionamiento de siete de las más viejas centrales atómicas. Un año después, el Bundestag aprobó por gran mayoría el abandono total de la energía nuclear hasta el año 2022. Patrick Graichen, director de “Agora Energiewende”, dice hoy: “El abandono de la energía atómica se lleva a cabo según los planes, la participación de las energías renovables en la generación eléctrica se ha casi duplicado, la seguridad del abastecimiento mejoró y los grandes aumentos de costos en la expansión de las energías renovables pertenecen al pasado”. En un gráfico interactivo en la página web de “Agora” puede verse la evolución entre los años 2000 y 2023. Haciendo clic en el último símbolo de central nuclear en el eje del tiempo es desconectada la última planta atómica, las energías renovables, tales como la eólica y la solar, más que aseguran entonces el abastecimiento energético.