No hay paz sin mujeres
Simone Wisotzki, investigadora de la paz, explica por qué la igualdad entre hombres y mujeres hace que el mundo sea más seguro.
En guerras y conflictos, a menudo se percibe a las mujeres solo como víctimas. Esa perspectiva no deja ver, a menudo, que las mujeres pueden ejercer mucha influencia para superar la violencia. Hablamos con Simone Wisotzki sobre ello. Para Wisotzki, miembro de la junta directiva de la Fundación de Hesse para la Investigación sobre la Paz y los Conflictos (HSFK), del Instituto Leibniz, con sede en Fráncfort del Meno, la Resolución 1325 de la ONU "Mujeres, Paz y Seguridad" es un hito, pero agrega que el camino hacia más seguridad es, no obstante, difícil.
Sra. Wisotzki, ¿por qué hay que consultar a las mujeres cuando se trata de la guerra y la paz?
Los estudios muestran que en las sociedades con igualdad de género hay menos conflictos dentro de los países y entre ellos. Cuando las mujeres participan en negociaciones de paz, aumentan las posibilidades de llegar a acuerdos de paz sólidos. Así sucedió en Ruanda. El país tiene ahora una de las cuotas más altas de mujeres en el Parlamento.
En la película “Pray the Devil Back to Hell" se documenta un ejemplo de Liberia: durante la guerra civil, las partes en conflicto negociaron varias veces, sin resultados. Luego, las mujeres sitiaron la sala de negociaciones y les advirtieron a los hombres "si no llegan a un acuerdo, no los dejamos ir". Así, las mujeres lograron solucionar el conflicto.
¿Qué dificultades existen?
Las mujeres siguen estando poco representadas en las negociaciones de paz. Es difícil hacer comprender a los hombres por qué las mujeres deben participar en el desarme y la reconstrucción.
¿Cómo logra llevarse a las mujeres a la mesa de negociaciones?
Desarrollando contactos locales con la sociedad civil o asociaciones de mujeres fuera del país. En las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas participan asesores de género que entablan esos contactos. Llegar a los movimientos de base es más difícil.
Un ejemplo exitoso es el proceso de paz en Mindanao, Filipinas: en 2014, Miriam Coronel Ferrer negoció un tratado de paz con el grupo rebelde MILF. Las organizaciones locales de mujeres participaron sistemáticamente y siguen siendo responsables de la implementación del acuerdo de paz.
Crucial es la sostenibilidad. La comunidad internacional también debería aportar dinero a largo plazo y consolidar sistemáticamente la igualdad entre los géneros en todos los ámbitos de la reconstrucción. Desafortunadamente, la realidad es muy diferente.
Entrevista: Tanja Zech
Más información sobre el tema
Women, Peace and Security Focal Points Network
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