No perder la calma en medio de conflictos
Los observadores de la OSCE se exponen a peligros para asegurar la paz: qué experimenta Oliver Palkowitsch en su misión en Ucrania.
Alemania. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) envía a regiones en crisis observadores objetivos y desarmados. Actualmente, 26 alemanes forman parte de la Misión Especial de Observación en Ucrania. Los observadores son seleccionados por el Centro para Misiones Internacionales de Paz (ZIF). Uno de ellos es Oliver Palkowitsch.
Sr. Palkowitsch, ¿cuáles son sus tareas como observador de la OSCE en Ucrania?
Observar e informar. Con los informes de las patrullas confeccionamos un reporte diario en el que se informa al mundo sobre la situación en Ucrania. Informamos solo aquello que nosotros mismos hemos observado o verificado. Que nuestros informes son objetivos es garantizado por la internacionalidad de los equipos de patrulla, integrados por colegas de más de 40 países. El foco está puesto en la seguridad. Pero también informamos sobre la situación humanitaria y de los derechos humanos.
¿Con qué peligros se ve confrontado?
Con los mismos peligros con los que se ve confrontada la población en general: minas terrestres y la posibilidad de quedar en medio de fuego cruzado. Por eso, los vehículos de las patrullas en la línea de contacto están blindados y nosotros llevamos chalecos y cascos antibalas. Lo bueno es que, como observadores no armados de la OSCE, somo respetados mayormente como observadores neutrales y no estamos considerados un objetivo. Lo malo es que debemos contar siempre con situaciones imprevistas, como, por ejemplo, la explosión de una mina ocurrida en abril de 2017. La consecuencia fue un colega muerto y dos heridos leves.
¿Qué pueden aportar los observadores de la OSCE para una solución pacífica del conflicto en Ucrania?
Una tarea central de la misión es fomentar el diálogo a nivel local, para reducir las tensiones y fomentar la normalización de la situación. Nuestro trabajo hace posible, por ejemplo, treguas locales, para poder reparar infraestructura dañada, como cañerías de agua o de gas. Nuestros informes objetivos ayudan también a reducir los recelos y aumentar –por lo menos en parte– la confianza. Ese es un requisito básico para el diálogo.
¿Cómo reacciona la población a la presencia de observadores de la OSCE?
Solo he tenido buenas experiencias con la población ucraniana y también con la población directamente en la región en crisis. Naturalmente, la gente también se queja de que el conflicto no termina y las condiciones de vida no mejoran. Una patrulla de la OSCE ofrece a veces una buena oportunidad para dar vía libre a emociones contenidas. Pero lo experimentamos cada vez menos.
¿En qué países ha estado ya en el marco de misiones de la OSCE y cuál es su motivación?
Es la primera vez que participo en una misión de la OSCE. Pero ya participé en tres misiones de la ONU, en Sudán y Sudán del Sur, y desarrollé actividades en Afganistán e Irak. En 2006 me postulé, siendo de la Bundeswehr, voluntariamente como observador militar de la ONU. Desarrollo actividades en regiones en crisis desde 2008. Me motiva poder emplear y ampliar mis cualificaciones y experiencias en forma combinada: requeridos son tanto mis conocimientos como oficial, entrenador y asesor en seguridad como mis conocimientos como politólogo. Trabajar en regiones en crisis significa para mí participar en sucesos que hacen la historia contemporánea.
Entrevista: Tanja Zech