Una soldado en Darfur
Josephin-Marie G. participa en una misión de la ONU.
La teniente Josephin-Marie G. trabaja en El Fasher, Darfur del Norte, donde es integrante, junto con otros siete soldados alemanes de las Bundeswehr, de la misión MINUAD (Operación Híbrida de la Unión Africana y las Naciones Unidas en Darfur). En un equipo formado por cuatro personas, Josephin-Marie G. organiza el transporte de material de la misión, a la que pertenecen casi 15.000 personas, entre soldados, policías y civiles.
¿Qué la llevó a participar en una misión de la ONU?
Me presenté como voluntaria. Durante mis estudios de Relaciones Internacionales en la Universidad de la Bundeswehr, en Hamburgo, analicé muy intensamente las misiones de paz. Conocer la ONU en la práctica lo veo como una ampliación de mis horizontes.
Sudán es un país musulmán. ¿Reflexionó sobre ello antes de venir?
Claro, pensé en ello. Pero aquí quedé gratamente sorprendida: no llevo pañuelo sobre la cabeza y le doy la mano a los hombres”.
¿Qué genera su presencia: respeto o, quizás, rechazo?
Ni lo uno ni lo otro. Sobre todo, curiosidad, al ver una mujer europea en uniforme. Cuando salgo del campamento me siguen con la mirada, sobre todo, los niños.
¿Es usted algo especial como mujer en la misión?
Las mujeres son minoría en la misión y tratamos con gente que tiene muy diversas mentalidades. Puede entonces suceder que un hombre hubiera preferido dirigirse a otro hombre cuando constata que se las tiene que ver con una mujer. Yo sigo como siempre con mis actividades. Los señores tienen que acostumbrarse a trabajar conmigo.
UNAMID tiene como uno de sus objetivos proteger a la población civil. ¿Se lo logra?
Es difícil emitir una opinión en términos generales. Pero nosotros, a pesar de las difíciles condiciones, porque la infraestructura no es la mejor, logramos llevar a cabo lo mejor posible nuestras tareas de transporte. Generalmente todo sale bien.
¿Cómo se viven en El Fasher?
No estoy mucho en la ciudad, ya que solo abandono el campamente cuando es necesario por mi trabajo. De cualquier forma, mucho no se puede emprender aquí. Pero el estado de ánimo es bueno.
¿Qué es lo que la ha afectado más hasta ahora?
Ver niños hambrientos y la gran pobreza.
En febrero regresará a Alemania. ¿Puede imaginarse participar en otra misión de la ONU?
Sin ninguna duda. La ONU realiza, con sus misiones de cascos azules, un invalorable aporte a la paz mundial.
Entrevista: Friederike Bauer