El fútbol de hoy
Ronald Reng conoce la relación entre el nudo de los cordones y el juego preciso en el fútbol.
Ayer, cuando fui a recoger a mi hijo de siete años del entrenamiento, me asusté. El entrenador llevaba un parche en el ojo. ¡Oh, Dios!, pensé, ¿habrá tenido un accidente y quedó ciego de un ojo? Entonces miré a mi alrededor y me di cuenta de que todo el equipo, incluyendo a mi hijo, estaba jugando al fútbol con parches en un ojo. El entrenador quiere que veamos mejor con el ojo más débil mientras jugamos, me explicó mi hijo camino a casa. Por eso el entrenador les había tapado el ojo “fuerte” con el parche pirata.
“¡Fantástico!, ¿no?”, añadió. Yo no sabía qué contestar. ¿Era realmente algo fantástico que en un club del deporte amateur en un barrio de Múnich se entrene de esta forma a niños de siete años, sobre el “ojo débil”? ¿No era una meta demasiado ambiciosa? El entrenador de mi hijo es ingeniero mecánico. Los alemanes son admirados en el mundo por dos aptitudes particulares: saben fabricar máquinas y jugar al fútbol. Pero ahora estas dos pasiones se unen: la precisión y la metodología de la ingeniería mecánica ha llegado al fútbol alemán.
Hasta hace 15 años, el fútbol alemán se orgullecía de sus simples recursos: el jugador de fútbol alemán, pensaban los alemanes, gana sus competiciones con su indomable fuerza de voluntad y su superioridad física. Pero eso lo pensábamos aún en la época en que los alemanes ya no ganábamos nada. El inédito entusiasmo por el juego bonito y la nueva excelencia estética de la actual selección de Alemania son considerados a veces el reflejo de una Alemania moderna, diversa y multicultural. Y es cierto que la selección alemana de fútbol es un excelente ejemplo de integración, con jugadores de origen tunecino, turco y bávaro. Pero la novedosa movilidad técnica y táctica alemana no parece ser resultado de una sociedad cosmopolita sino más bien del advenimiento de la mentalidad de la ingeniería mecánica al mundo del fútbol. Fue un ingeniero de puentes, Helmut Groß, quien como responsable de la cantera del club de la Bundesliga VfB Stuttgart inició la ola del pensamiento metódico en el fútbol alemán a finales de la década de 1990. Hoy yo me siento un anciano al asistir a los entrenamientos de mi hijo. Porque pienso con qué simples métodos de entrenamiento aprendí yo de niño a jugar al fútbol hace 30 años. Todos formábamos fila y luego cada uno tenía que disparar una vez a puerta. Mi hijo y sus compañeros ahora recorren de forma sincrónica sendas con obstáculos, que ya parecen complicadas incluso a los espectadores. Pero los niños saben perfectamente lo que se espera de ellos: primero pasan la pelota al compañero con el pie izquierdo, siguen su carrera, saltan por encima de tres pequeños obstáculos, reciben de nuevo el balón y disparan a puerta con la pierna derecha. ¡Y los niños lo hacen!
Para mí, que ya fue difícil aceptar estar casado con una esposa que es mucho mejor periodista que yo, ahora tengo que aceptar un hijo que juega al fútbol mucho mejor que yo. Realmente sabe rematar con ambas piernas y parar en seco la pelota. Y ni siquiera se da cuenta de que es algo especial. El entrenador de mi hijo nos invitó a los padres a una reunión informativa. Nos encontramos en una pizzería. El entrenador nos explicó con qué sistema de juego juegan los niños (¡sistema de juego con niños de siete años!) y de repente puso un botín de fútbol en el centro de la mesa, entre las diversas pizzas. La intención era demostrar cómo debíamos atar los cordones del botón de nuestros hijos. (¡no con el nudo normal de rizo, sino con el nudo de Ian!) Volví a casa un poco aturdido. Al menos para algo aún soy necesario, pensé, aunque al parecer ni siquiera eso podía hacerlo bien hasta hoy: atar bien los cordones. ▪
Ronald Reng es periodista deportivo y escritor. Su libro “Der Traumhüter” sobre la historia de unos guardametas, fue un éxito de ventas. Acaba de publicarse su último libro: “Spieltage: Die andere Geschichte der Bundesliga” (Días de partido: La otra historia de la Bundesliga).