Contra el olvido
¿Por qué jóvenes se comprometen con la cultura de la memoria en Alemania? Dos voluntarios internacionales informan.
“Cuando mi abuelo fue obligado a ir a la guerra como soldado de Alemania, tenía 18 años, un año menos que yo. Nunca habló de esa época y de sus experiencias posteriores. Su silencio es para mí una razón para ayudar a que el Holocausto no sea olvidado. Los jóvenes necesitan los recuerdos de la generación mayor. Dentro de algunos años nosotros seremos esa generación mayor y en la escuela a menudo tuve la sensación de que mis compañeros de clase no se interesaban por el tema.
A través de la Asociación Austriaca de Servicio en el Extranjero trabajo diez meses en el Museo Judío de Berlín para ayudar y animar a otras personas a trabajar por la memoria. Perder el contacto con la historia es peligroso. Solo si desarrollamos una memoria también emocional del Holocausto podremos prevenir la violencia, la exclusión y el racismo.
Lukas Pils, 19, de Austria, presta Servicio de la Memoria en el Museo Judío de Berlín.
“Trabajo un año como voluntario en el Memorial Buchenwald, más precisamente en el archivo de lo que fue el 'Campo Especial Número 2', que tiene una historia especial, conectada también personalmente con mi familia. Hasta 1945, Buchenwald fue un campo de concentración nazi, en el que murieron más de 56.000 seres humanos. Después de 1945, fue reabierto por la administración militar soviética, que lo transformó en el Campo Especial Número 2. El hermano de mi bisabuela estuvo internado en el campo de concentración como soldado soviético durante la Segunda Guerra Mundial. No sabemos qué pasó después con él, probablemente murió en un campo externo de Buchenwald. Esa incertidumbre no es solo nuestra, sino que la sufren muchas familias.
El hecho de que aquí en Buchenwald pueda ayudar a familias a conocer el destino de sus seres queridos me motivó a hacer este servicio voluntario. El Memorial es un lugar adecuado para ello. No entiendo por qué la gente sigue preguntándome si el trabajo no me entristece. Algunos me aconsejan que encuentre un servicio “más agradable”, por ejemplo, en el trabajo social. Pero yo lo siento muy diferente. Mi trabajo no solo tiene mucho sentido, sino que también es muy necesario. Analizar la historia es extremadamente importante para nuestra sociedad. Aquí trabaja mucha gente comprometida y esto me muestra que fuimos capaces de superar ese periodo y construir un mundo mejor.
Yana Alimova, de 26 años, de Ucrania, trabaja como voluntaria en el Memorial Buchenwald a través de la Acción Señal de Reconciliación – Servicios por la Paz y acaba de prorrogar su servicio por seis meses. Después planea estudiar Investigación sobre la Paz y los Conflictos.
Anotado por: Sarah Kanning
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