En ruta con el juzgado móvil
La abogada Sabine Arnold participó en la misión de la ONU en Sudán del Sur. Ayudó al joven Estado a desarrollar su sistema jurídico.
“Una experiencia maravillosa”: así describe Sabine Arnold, fiscal del Estado, su estancia en Sudán del Sur. Tras año y medio en el país centroafricano, acaba de regresar a Hamburgo y aún sigue entusiasmada. Ha sido una experiencia inspiradora como asesora jurídica en la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS), afirma la abogada de 38 años. Y de gran ayuda para el pueblo sursudanés: “La presencia general de las Fuerzas de Paz de la ONU transmite a las comunidades de Sudán del Sur una sensación de mayor seguridad que en las regiones que cuentan con menos fuerzas de paz”, informa el abogado sursudanes, Andiro Gaaro.
Sin embargo, no debemos pensar que la vida es demasiado tranquila en estos días. Sudán del Sur es un país turbulento. Fundado hace apenas diez años - el Estado no se independizó de Sudán hasta 2011 - sigue hundiéndose en conflictos internos y luchas tribales. Entre 2013 y 2018, el país se vio sacudido repetidamente por una guerra civil entre los partidarios del presidente y los del vicepresidente. Presionadas por la Unión Africana, ambas partes accedieron finalmente a entablar conversaciones, que culminaron en un tratado de paz firmado en 2018. Sin embargo, los combates resurgen una y otra vez, y el miedo a una nueva guerra civil, que supone violaciones masivas de los derechos humanos, es grande.
Misión ampliada en varias ocasiones
Desde la fundación del Estado, las Naciones Unidas acompañan el desarrollo de Sudán del Sur mediante la UNMISS. Como respuesta a los enfrentamientos, la misión ha sido reforzada significativamente en varias ocasiones. Entre tanto, con más de 15.000 efectivos, es la segunda mayor operación de la ONU, después de la misión MINUSMA en Malí. Cumple fundamentalmente tres objetivos: consolidar la paz, proteger a la población civil y seguir desarrollando y reforzando el sistema judicial.
Como jurista y fiscal, Sabine Arnold contribuyó particularmente a esto último. Ocupó su nuevo cargo en noviembre de 2021 como asesora jurídica alemana, bajo el mandato de las Naciones Unidas. Pasó seis meses en la capital, Juba, y a continuación trabajó cientos de kilómetros más al noreste, primero en Aweil y más tarde en Kuajok. Ambas son capitales regionales, una árida, la otra algo más verde, al estar situada a orillas del río Sue-Jur.
Como el resto del personal de la ONU, Sabine Arnold vivía allí en lo que se conoce como “Compound”, un complejo de contenedores cercado y vigilado. Cada uno dispone de algo menos de 25 metros cuadrados, y por las noches hay toque de queda. Todos los integrantes de la misión eran conscientes de que “la situación podía agravarse en cualquier momento”. Por eso hay que seguir al pie de la letra las normas de seguridad: no estar nunca sola en el coche, al menos dos coches deben circular en convoy, el teléfono por satélite siempre debe acompañarte.
Con todo, Arnold no cambiaría su estancia en África por nada del mundo. Ha podido cambiar las cosas, ayudar a un Estado joven, al menos de forma puntual, en su camino hacia un Estado de derecho más consolidado. Varias veces viajó con un juzgado móvil por el interior del país, donde hasta ahora impartían justicia sobre todo los ancianos de las tribus.
Conocimiento del derecho penal sursudanés
Por eso, el ministerio de justicia de Juba recurre frecuentemente a tribunales que se desplazan de un lugar a otro y celebran los juicios en tiendas de campaña. Reciben apoyo financiero y de personal de las Naciones Unidas. Sabine Arnold estuvo allí como fiscal internacional. La gente acudía al juzgado con diversas acusaciones, desde un simple robo hasta violencia y asesinato. La tarea de Arnold consistía en apoyar y asesorar a los abogados nacionales. Para ello tuvo que aportar profundos conocimientos jurídicos generales, así como conocimientos del derecho penal sursudanés. Se trata de conocimientos especializados que ella misma ha ido adquiriendo con el tiempo. “Para mí, como abogada sursudanesa, la colaboración con profesionales alemanes es realmente emocionante y gratificante”, afirma el abogado sursudanes Gaaro, “porque los conocimientos que aportan nos han ayudado mucho en nuestro camino. Sobre todo en el caso de Sabine, que trabajó como fiscal y jueza antes de venir a UNMISS.”
A Sabine Arnold le impresionó ver “cómo reaccionaba la gente ante este tipo de competencia jurisdiccional, cómo la aceptaban tras las dudas iniciales y cómo no tardaron en exigirla con vehemencia.” Porque a diferencia de las sentencias de los jefes locales, las del tribunal se aplican en todo el país.
Además, Arnold desarrolló cursos de formación para juristas y fuerzas de seguridad y participó en diálogos de reconciliación. La mayor dificultad la supuso el hecho de que algunas personas no sabían leer ni escribir. Por ejemplo, tuvo que cambiar una charla preparada con una presentación de PowerPoint por una charla improvisada en el suelo, bajo un árbol, con poca antelación, por lo que tuvo que ser muy flexible en todo momento.
De regreso a su despacho en Hamburgo, Arnold continuará trabajando en el futuro en casos de ámbito internacional. Esto encaja con su perfil internacional, que ya estableció en sus estudios de Derecho a través de un programa de doble titulación alemán-francés. Su estancia en Sudán del Sur no habrá sido, a buen seguro, la última en el extranjero, afirma Arnold.