Poesía urbana
La ciudad como taller de arte: street art conquista el espacio urbano. Internet prologa su vida vida.
Aquellos que deseen explorar la obra de “Barbara” fuera de Internet, necesitan mucha suerte. La persona detrás de este nombre pega carteles con mensajes o escribe comentarios inteligentes y divertidos en hojas de papel que cuelga por la ciudad, antes solo en Berlín, ahora también en otras ciudades. Los originales desaparecen en su mayoría rápidamente, pero esta singular forma de poesía sobrevive en Internet. En Facebook “Barbara” tiene más de 200.000 seguidores, pero su arte ha llegado incluso al noticiero de televisión.
Street art: pueden ser muy diferentes formas de interferencias en el espacio público. Los artistas colocan sus obras en lugares por donde las personas circulan diariamente. Producen grafitis, pinturas y carteles donde una idea se adapta muy bien al paisaje urbano. Las obras son menos llamativas que grafitis, las cuales a menudo solo desean resaltar el nombre del grafitero. Se trata de pinturas llenas de humor y encanto, que animan a sus espectadores a reflexionar.
Los mensajes llegan a un amplio público, en las calles, allí donde los artistas dejan su huella, pero también en Internet, donde sus fotos se difunden a través de las redes sociales. También el arte tradicional reacciona a esta tendencia: exposiciones y festivales dan a conocer el arte callejero y posibilitan una mayor aceptación de un género artístico que desea oponerse justamente a lo que va generalmente asociado: el daño de objetos materiales. El “arte para todos” es más bien el credo de sus seguidores.
Las técnicas de los artistas abarcan desde piezas en papel encolado, pasando por obras pequeñas pintadas con aerosol mediante plantillas, hasta enormes murales e instalaciones de objetos cotidianos remodelados. También pegatinas, obras con cintas adhesivas (“tape art”), así como pegatinas para árboles y postes de luz (“urban knitting”).
A menudo los artistas colaboran entre sí, y es raro que alguien pinte por sobre la obra existente de otro artista. A veces sucede que una nueva obra de arte en la vía pública desaparece a las pocas horas o días, debido a trabajos de limpieza o a una intensa lluvia. Street art es un arte efímero y fugaz. Por eso, algunos creadores y observadores buscan formas de preservarlo. Cada día artistas, blogueros, fotógrafos y fans del street art publican imágenes de obras en Internet. A través de Instagram y otros canales digitales llegan así a millones de usuarios.
También en el mundo real crece el público interesado. Cada vez son más las personas dispuesta a ampliar su concepto del arte y dar cabida al arte callejero. El proyecto de Berlín “Urban Nation” trabaja con los propietarios de inmuebles que desean decorar sus paredes con obras de artistas alemanes o extranjeros. No pasa semana sin que al menos una fachada de Berlín se transforme. Basta caminar por Berlín con los ojos abiertos para contemplarlo. ▪