“Lo bello y lo extraño”
La novela “Brennendes Licht” (Luz ardiente) trata sobre el exilio de la escritora Anna Seghers en México. Entrevista con el autor, Volker Weidermann.
Cuando Anna Seghers sale de Europa en 1941, huyendo de los nazis, su meta es trasladarse con su familia a Nueva York. Pero las autoridades de inmigración estadounidenses rechazan a la familia en el puerto de Ellis Island. Su periplo continúa, ahora con destino a México. La escritora comunista (“La séptima cruz”, “Tránsito”) vive allí hasta 1947. Luego se marcha a la RDA. Volker Weidermann, autor y crítico literario de la revista Der Spiegel, ha escrito un libro sobre el exilio de Anna Seghers: “Brennendes Licht - Anna Seghers en México” (Luz ardiente. Anna Seghers en México).
Sr. Weidermann, ¿pudo investigar para su libro en México?
Sí, pero como suele pasar muchas veces: la literatura solo deja huellas en nosotros, los lectores y lectoras. En el mundo, esas huellas no son tan visibles. Por lo menos pude ver el pequeño apartamento donde vivió Anna Seghers después de su llegada. Eso me recordó una vez más lo pobre y perdida que estuvo al comienzo de su estadía en México. Más tarde, tras el gran éxito de su novela "La séptima cruz", se mudó a una casa tipo bungalow, que también pude visitar. Pero al fin y al cabo se trata de la luz, el azul, la belleza... y también de la experiencia de sentirse extraña.
¿Por qué se sintió tan extraña en México?
No aprendió español y tampoco había querido ir allí. Pero México tenía una política inmigratoria muy liberal en ese momento. Durante cierto tiempo, el país fue puerto de refugio para muchos perseguidos políticos. Pablo Neruda dijo la hermosa frase: "Allí se reunió la sal de la tierra".
Por lo menos, Anna Seghers tuvo contacto con el pintor mexicano Diego Rivera...
El arte de Diego Rivera fue un ideal absoluto para ella, la esencia de su experiencia en México. Reescribir el mundo para los analfabetos, reescribir el pasado, reescribir el futuro: ese tipo de historiografía política y narrativa, arte y arte popular fue el paraíso para ella. Al mismo tiempo, admiraba a Rivera como persona sin miedos y para nada oportunista. Para ella, eso era México: un ideal de humanidad política y arte político.
También se supone que conoció a su esposa, Frida Kahlo, pero no se puede probar...
Naturalmente que tomó cuenta de Frida Kahlo a la distancia, pero a diferencia del arte de Diego Rivera, los trabajos de Frida fueron profundamente extraños para ella. Su desnudamiento, transformar su propio dolor en el arte: eso era lo opuesto a Anna Seghers. Habrá huido de Frida Kahlo presa del pánico, aunque ambas eran comunistas, aunque ambas sufrieron graves lesiones físicas en accidentes de tráfico en México.
¿Qué se sabe de los encuentros de Anna Seghers con la población mexicana?
Eran muy limitados, simplemente porque no hablaba español. Escribió un relato sobre la vida de su criada, probablemente su principal contacto.
¿Fue también por falta de interés?
No lo sabemos con seguridad. Anna Seghers tenía simplemente mucho que hacer: como esposa de un hombre poco práctico, madre de dos hijos adolescentes y con toda esa situación de vida en el exilio. Tenía que mantener a la familia unida, escribió novelas y organizó veladas para el Club Heinrich Heine.
Esas veladas pueden ser vistas como una forma de intercambio cultural…
El Club Heinrich Heine fue inicialmente una autoafirmación. Pero también sirvió para llevar la cultura alemana a México. Eran noches de club abierto, aunque los mexicanos no vinieran seguramente en masa. La esperanzadora idea era: “Nos habéis aceptado y a cambio os traemos nuestras novelas, nuestra cultura."
¿Por qué escribió un libro sobre Anna Seghers?
Tiene que ver, entre otras cosas, con el libro que escribí antes, sobre Marcel Reich-Ranicki y Günter Grass. Fue a través de la lectura de "La séptima cruz” que Reich-Ranicki decidió ser crítico literario. Pensó que, si había libros de tal fuerza política y moral, entonces sólo podía ocuparse de la literatura. Günter Grass, por otro lado, se sintió animado por la lectura del libro a escribir una carta abierta a Anna Seghers después de la construcción del muro. No podía imaginarse que alguien que había escrito “La séptima cruz” pudiera callar sobre la construcción del muro.
Anna Seghers, una persona con muchas contradicciones…
Sí, existe un cierto dilema moral o una dicotomía no del todo concluyente de su persona entre sus conocimientos literarios y querer hacer las cosas políticamente de manera diferente. “La séptima cruz” trata del poder del individuo contra el poder infinitamente superior de un régimen político totalitario. Pero en la realidad política Anna Seghers capituló muchas veces antes ese poder e hizo increíbles compromisos. La editorial Aufbau –la editorial de Anna Seghers desde un comienzo– quería por lo tanto un libro honesto, que mostrara también sus contradicciones.
¿Es la de Anna Seghers también una historia recurrente de huida y migración?
Para mí es importante dejar claro que nuestra cultura –todo lo que nos enorgullece hoy en la literatura, el arte, la música– es una cultura de refugiados y que nada de ello existiría si no hubiera habido países en todo el mundo que hubieran acogido a esas personas. Es la base sobre la que nos apoyamos. Actualmente, cada vez más personas huyen y su situación es cada vez más dramática. Cuanto mayores sean los movimientos de refugiados, mayor será la construcción del muro, mayor será el miedo de los que poseen. Con obras literarias se puede por lo menos recordar que muchos de nuestros antepasados deambularon por el mundo, temerosos y desesperados.
Solo que los movimientos de refugiados son hoy otros y México es más bien un país de origen de emigrantes…
Sí, pero de eso no hace mucho y bien puede ser que el viento pueda cambiar nuevamente de dirección.