“Una dinámica completamente nueva”
Brasil reúne las condiciones ideales para la producción de hidrógeno verde. Un nuevo centro de competencias de la AHK Río explora las posibilidades de cooperación.
Brasil ya produce grandes cantidades de electricidad a partir de fuentes renovables. Esto constituye una base importante para la producción de hidrógeno verde. En esta entrevista, Ansgar Pinkowski nos explica qué otros aspectos hablan a favor del emplazamiento y cómo es la cooperación entre Alemania y Brasil en este ámbito. El experto dirige en la Cámara de Industria y Comercio Germano-Brasileña de Río de Janeiro (AHK Rio) el departamento de Transición Energética y Sostenibilidad del recién fundado Competence Center Green Hydrogen Brazil.
Sr. Pinkowski, Alemania desea comprar hidrógeno verde a Brasil en el futuro, y el ministro de Economía, Robert Habeck, habla de un “puente verde a través del Atlántico”. Usted lleva ya mucho tiempo tratando este tema en Brasil. ¿Cómo valora el potencial?
Brasil reúne las condiciones geográficas y climáticas ideales para la producción de hidrógeno verde. El país tiene dimensiones continentales, el doble que la UE, pero no está tan densamente poblado. Otra de las ventajas es la elevada proporción de energías renovables en Brasil. En 2022, el 91% de la electricidad ya se generaba a partir de fuentes renovables. Aunque la mayor parte proviene hasta ahora de la energía hidroeléctrica, las energías eólica y solar, así como la biomasa, son cada vez más importantes. Actualmente existen proyectos en fase de aprobación con una capacidad de varios cientos de megavatios. Estamos viviendo un auténtico despertar. Hay que tener en cuenta lo siguiente: aquí en Brasil, incluso en las zonas con menor incidencia de radiación solar, la cantidad de sol sigue siendo mayor que en las regiones con mayor radiación solar de Alemania.
¿En qué punto se encuentra Brasil respecto a la producción de hidrógeno verde?
El gobierno central en Brasilia apenas ha impulsado el tema en los últimos años, a diferencia de los diferentes gobiernos regionales. Estados como Ceará y Bahía, en el noreste del país, se han comprometido con fuerza y son pioneros. Han descubierto el potencial que representa para ellos. El noreste no está tan desarrollado industrialmente y puede beneficiarse enormemente de la producción de hidrógeno verde. No obstante, desde la toma de posesión del presidente Lula da Silva a principios de 2023, el Gobierno central parece estar ocupándose cada vez más de la cuestión, tanto en los ministerios responsables como en las comisiones parlamentarias. Creo que en los próximos años habrá mucho movimiento en este sentido.
¿Qué planes concretos tiene Brasil? ¿Se va a centrar en la exportación de hidrógeno verde o pretende el país aprovechar por sí mismo este importante recurso energético?
Esto es precisamente en torno a lo que gira el debate actual. Creo que ocurrirán ambas cosas. El país es tan grande, que tiene capacidad tanto para atender las exportaciones como para autoabastecerse de hidrógeno verde. Esto es una gran oportunidad para Brasil. Hasta ahora, el país exporta principalmente materias primas y productos agrícolas, como el mineral de hierro o la soja y el maíz. En la mayoría de los casos, el valor añadido no se genera en el país de origen. La producción de hidrógeno ofrece la oportunidad de cambiar esta situación. Brasil tiene entonces la posibilidad de producir él mismo acero verde o fertilizantes verdes. En cuanto a los fertilizantes, Brasil, cuarto país agrícola del mundo, sigue dependiendo en la actualidad en un 80% de las importaciones, incluso de Rusia. El hidrógeno verde nos permite reducir esta dependencia. Para Brasil esto representa una dinámica totalmente nueva.
Algunos especialistas esperan que en 2025 se suministre a Alemania el primer hidrógeno verde procedente de Brasil. ¿Le parece una predicción realista?
Es difícil señalar plazos. En cualquier caso, Brasil desempeñará de aquí a 2030 un papel importante en la exportación de hidrógeno verde. Como muy tarde en 2040, el mercado interior también habrá crecido mucho. En Brasil se habla actualmente de una reindustrialización, es decir, de una reorientación de la industria brasileña, con el fin de fabricar productos ecológicos y sostenibles basados en el hidrógeno verde y profundizar así en la cadena de valor. Creo que en el noreste se desarrollará una industria orientada a la exportación, que producirá el hidrógeno verde a partir de la energía eólica y solar. Esto es razonable porque, por ejemplo, el transporte en barco a Rotterdam sólo dura nueve días. Estados Unidos tampoco está lejos.
¿Cuál es la situación en el sur del país?
Según mi estimación, la producción de hidrógeno verde a partir de biomasa se consolidará allí. Y es que aquí se encuentran tanto los centros agrícolas como los industriales de Brasil. Por cierto, cuando hablamos de biomasa no nos referimos a la madera: el nuevo gobierno ha dejado muy claro que hay que proteger mejor los bosques del país. Se trata más bien de residuos agrícolas acumulados en el ámbito agrario y apenas utilizados hasta ahora, como el estiércol líquido. El hidrógeno procedente de la biomasa se destinará entonces principalmente al autoabastecimiento.
Alemania apoya a Brasil en el desarrollo de la producción de hidrógeno verde. ¿Cómo es la respuesta?
El interés nunca había sido tan alto y ha crecido aún más desde que Alemania presentara su estrategia sobre el hidrógeno en 2020 y lanzara posteriormente varios programas de financiación. Doy muchas charlas, ofrezco cursos y talleres. Durante la pandemia de covid, impartí unos 100 seminarios web sobre el tema. También con representantes del estado de Ceará. Enseguida se interesaron y, mientras tanto, muchas inversiones fluyen hacia allí. Es una bonita sensación ver que gracias a nuestras conversaciones ha surgido algo.