La transición verde en la ciudad del acero
500 000 personas en un espacio reducido: Las responsables de la protección del clima de Duisburgo se enfrentan a una importante tarea porque las ciudades son fundamentales para la transición energética.
Quieren contribuir a la transición energética para afrontar la crisis climática: Presentamos a personas cuyas ideas y compromiso impulsan la expansión de las energías renovables en Alemania y en todo el mundo.
Desde la planta 14 del rascacielos donde Melissa Metzner, Thomas Schmidt y Sarah Sticksel tienen sus oficinas, puede verse un enorme terreno abandonado cerca del centro de la ciudad. “Duisburger Dünen” (dunas de Duisburgo) es el nombre del proyecto que se prevé construir en ese sitio. Una denominación bastante extravagante para un terreno situado entre la autopista y la vía ferroviaria, especialmente considerando que la masa de agua más cercana es un antiguo puerto industrial. Pero la transformación de la antigua estación ferroviaria de transporte de mercancías en un espacio verde es también un símbolo de la transición que está atravesando la ciudad, y a la que contribuyen Metzner, Schmidt y Sticksel.
Gestión de la protección del clima para que la ciudad sea más verde
Junto con otro compañero, los tres son responsables de la gestión de la protección del clima en la ciudad. Se ocupan, por ejemplo, de que los proyectos de construcción, como el “Duisburger Dünen”, tengan en cuenta la protección del clima, de que haya suficientes espacios verdes o de que se mantengan los corredores de aire fresco. “Buscamos transmitir que la protección del clima no es un complemento, sino que debe tenerse en cuenta en todos los proyectos”, afirma Sarah Sticksel, quien también lleva adelante sus propios proyectos de protección del clima junto con sus compañeras y compañeros, “a menudo, con otros socios, como las empresas municipales, las iniciativas ciudadanas o actores del mundo científico”. La base para ello es el marco de protección del clima que ha adoptado el ayuntamiento.
¿Cómo se llega a ser responsable de la protección del clima? No existe un camino de formación trazado porque la profesión es relativamente nueva. Por eso, la experiencia de los miembros del equipo de Duisburgo es muy variada: Sarah Sticksel es geógrafa, Melissa Metzner cuenta con un máster en gestión del desarrollo sostenible y Thomas Schmidt, con uno en sistemas medioambientales y sostenibilidad. Este es el primer trabajo de Sticksel y Metzner, mientras que Schmidt estuvo en una empresa de logística y una importante empresa consultora antes de trabajar en la administración. “Aquí, en la ciudad, estamos particularmente cerca”, comenta Thomas. “Y se trabaja con un horizonte temporal completamente diferente, trazando el rumbo de las próximas décadas”.
Neutralidad climática en los municipios para 2045
El equipo de protección del clima existe desde hace dos años y está financiado por la Iniciativa Nacional para la Protección del Clima (NKI, por sus siglas en alemán) del Gobierno alemán. Su objetivo es contribuir a que Alemania alcance el objetivo que se ha establecido: la neutralidad climática a gran escala para 2045. En Duisburgo también están trabajando en ello y hay mucho por hacer. La ciudad, con aproximadamente 500 000 habitantes, está situada en la región del Ruhr, una antigua zona de carbón y acero en Renania del Norte-Westfalia. Si bien la última mina subterránea de la ciudad se cerró en 2008, Duisburgo aún sigue siendo el centro siderúrgico más grande de Europa.
Esto se refleja en el balance climático de la ciudad: el 3,5 % de las emisiones de CO2 de Alemania se producen en Duisburgo. Según Melissa Metzner, cerrar las plantas siderúrgicas no es una opción, dado que es un importante factor económico y de empleo en la región. “Como responsables de la protección del clima, no solo tenemos en cuenta los aspectos ecológicos, sino también los aspectos sociales de la transformación”. ThyssenKrupp, operador de la mayor planta siderúrgica de la ciudad, pretende transformar progresivamente el suministro energético y empezar a usar hidrógeno verde en los próximos años. El objetivo: acero verde fabricado en Duisburgo.
El hidrógeno verde también es “muy importante” para la ciudad, afirma Thomas Schmidt, porque puede usarse, en particular, para el funcionamiento de vehículos pesados, como los camiones de recolección de residuos. En Duisburgo ya circulan tres de estos vehículos propulsados por hidrógeno y para 2030 está prevista la conversión de toda la flota de la empresa de gestión de residuos. Sin embargo, para que los costosos electrolizadores que producen hidrógeno sean rentables, deben funcionar las veinticuatro horas del día. Aquí vuelven a entrar en juego las plantas siderúrgicas que podrían adquirir la energía excedente.
Ampliación de las energías renovables con energía solar y geotérmica
Según Sarah Sticksel, Duisburgo también tiene potencial en otras fuentes de energía renovables. “Aquí hay muchas zonas edificadas. Desde luego, la construcción de un parque eólico clásico no es una opción, pero contamos con grandes superficies en tejados que podemos utilizar para instalar sistemas de energía solar”. Duisburgo también tiene experiencia con la energía geotérmica: un centro de formación profesional situado en el centro de la ciudad cuenta con calefacción y refrigeración geotérmicas. Actualmente, se está realizando un estudio de viabilidad para determinar en qué medida el subsuelo de la ciudad es apropiado para la geotermia profunda. Las perforaciones de prueba permitirán conocer mejor las condiciones geológicas. Sarah Sticksel está convencida: “Las ciudades pueden aportar mucho a la transición energética”.
El equipo de protección del clima de Duisburgo quiere acompañar a las ciudadanas y los ciudadanos en este camino. Así, por ejemplo, ha instalado en la ciudad asientos con plantas, denominados “bancos verdes”. La idea es crear un espacio donde las personas puedan conversar acerca del futuro de la ciudad. A través de un código QR colocado en los bancos, las y los interesados pueden acceder al portal de ideas para la protección del clima de la ciudad y presentar allí sus sugerencias. Una idea es “plantar las vías del tranvía”, otra es “poner los terrenos abandonados a disposición de los apicultores hasta que se vendan”.
Muchos pequeños pasos que pueden marcar una gran diferencia. “Se dice que la lucha contra el cambio climático se gana o se pierde en las ciudades”, señala Melissa Metzner. “En una gran ciudad como Duisburgo hay muchas herramientas que podemos utilizar. Por eso, trabajar aquí en la transición energética es algo que tiene mucho sentido”.