Minicasa: mucha felicidad en poco espacio
¿Cómo es vivir en 30 metros cuadrados? Elke nos cuenta cómo es su vida en una minicasa.

Árboles de varios metros de altura, un pequeño río y el canto de los pájaros: este es el telón de fondo de la minicasa de Elke. En medio del campo, en una pequeña parcela de un camping cerca de Karlsruhe, al sur de Alemania. Esta mujer de 64 años lleva un año viviendo aquí, en una urbanización de minicasas, en su propia vivienda de menos de 30 metros cuadrados. La idea de vivir en un espacio tan pequeño ya había madurado hace tiempo en la mente de Elke, “porque, en realidad, estoy convencida de que todos nos cargamos con demasiadas posesiones”, dice.
Pero, ¿qué significa “mini”?

Según la asociación de minicasas Tiny House Verband, en Alemania hay unas 75 000 personas interesadas en este estilo de vivienda. En concreto, vivir en una minicasa significa que la vida se desarrolla permanentemente en un espacio de no más de 50 metros cuadrados, las minicasas son minimalistas y están equipadas para que sean funcionales, por eso, algunas tienen incluso ruedas. En 2023, los pisos en Alemania tenían de media 92 metros cuadrados. Las casas unifamiliares son bastante más grandes.
Antes de mudarse a su minicasa en el campo, Elke vivía en un piso de dos habitaciones en el centro de Friburgo. Su nueva casa solo tiene una habitación: un cuarto de estar diáfano con cocina americana y comedor. Una puerta corredera separa el pequeño cuarto de baño. Además hay una segunda altura. En ella está el colchón en el que duerme. Cada centímetro está pensado hasta el último detalle: las escaleras que suben a la zona de dormitorio también sirven de armario para la vajilla y, si alguna visita se queda a dormir, hay un pequeño espacio sobre el baño al que se accede por una escalerilla. A pesar de la reducida superficie habitable —su minicasa no tiene ni tres metros de ancho—, Elke no echa nada en falta. Sin embargo, cuando se mudó hace un año, tuvo que desprenderse de algunas cosas, como de 1500 libros. A cambio, ahora vive en una minicasa unida a la naturaleza, de forma minimalista y sostenible: así es la forma de vida de sus sueños.
El potencial de las minicasas
Pero, ¿es una minicasa de verdad tan sostenible? ¿Pueden las ciudades, ante la falta de espacio habitable, permitirse el lujo de construir casas diminutas? “Los urbanistas tienen el prejuicio de que las minicasas son un enorme desperdicio de espacio”, afirma Randolph Liem. Es arquitecto y miembro de la junta directiva de la asociación de minicasas de Karlsruhe. Para él, el potencial de las minicasas reside principalmente en el aprovechamiento de los espacios vacíos de la ciudad. Por su pequeño tamaño y su capacidad para moverse, estas casitas también podrían ubicarse en jardines triangulares o aparcamientos abandonados. De este modo se urbanizarían espacios habitables adicionales.

Al mismo tiempo, le entusiasma la posibilidad de construir minicasas con pocos recursos y reciclables. Las nuevas ideas de construcción sostenible podrían realizarse de forma mucho más compacta y, por tanto, más rápida. Por ejemplo, la fachada de la nueva sede de la asociación está hecha enteramente de chapa reciclada y aislada con yute.
Vivir en una urbanización de minicasas
En cuanto se instalan en la minicasa, las ventajas superan a los inconvenientes para la mayoría de los y las residentes. Muchos aprecian la comunidad unida que se crea en un espacio reducido. En el vecindario de Elke, con otras 20 minicasas, se celebran fiestas en la calle e intercambios; el apoyo mutuo es algo natural. “Puede que a veces se den demasiados consejos”, dice con una sonrisa, “pero, en general, todo el mundo respeta los límites”.