“Ningún país puede resolver solo los problemas”
Con el intercambio de ideas en foros como el G20, la política logra más que con el aislamiento, dice Sigmar Gabriel, ministro alemán de Relaciones Exteriores.
Sr. ministro, usted presidió la reciente reunión de ministros de Relaciones Exteriores del G20, los 20 mayores países industrializados y emergentes, en Bonn. ¿Puede confirmar la impresión de que la política exterior es en 2017 sobre todo gestión de crisis?
Muy pocas veces antes se han sucedido tan rápidamente tantos conflictos y crisis. Esas crisis son, a menudo, muy complejas y tienen muy diversas causas y consecuencias. También se hallan menos que antes limitadas a una sola región. Eso nos ocupa naturalmente a los diplomáticos y nos tiene constantemente en modo de crisis. No debemos olvidar, sin embargo, que debemos mirar también más allá de la diaria gestión de crisis. Si corremos siempre de un foco de incendio a otro con un extinguidor, combatimos solo los síntomas. Para mí, sin embargo, es también importante abordar las causas de las crisis. Por eso, es bueno que nos reunamos en formatos como el G20 y hablemos francamente acerca de cómo queremos dar forma a este mundo. Esa es una tarea esencial de la política internacional: la búsqueda de un orden global estable y justo.
¿Qué pueden hacer realmente organizaciones multilaterales como el G20 en política exterior? ¿Cuán estrechamente trabajan, por ejemplo, también en las Naciones Unidas?
Ningún país del mundo puede solucionar solo los problemas internacionales con los que nos vemos confrontados. El cambio climático, catástrofes humanitarias, terrorismo: todo eso no puede combatirse con aislamiento, sino con fuertes socios. En ese sentido, foros como el G20 son el contramodelo a la política de aislamiento que observamos hoy lamentablemente en muchos sectores. La articulación con las Naciones Unidas es extremadamente importante. Es el lugar donde el orden global puede desarrollarse más eficazmente. Allí se reúne toda la comunidad mundial. Por eso, en su programa, la Presidencia del G20 se trazó como objetivo apoyar lo más posible a las Naciones Unidas y por eso participó António Guterres, el secretario general de las Naciones Unidas, en la reunión de ministros de Relaciones Exteriores en Bonn.
En la reunión de ministros de Relaciones Exteriores, las relaciones con África fueron un importante tema. ¿Por qué y qué áreas se priorizan?
África es un continente con muy diferentes y complejos desafíos. Pero está claro que es un continente de las posibilidades y el futuro. En el G20 estamos de acuerdo en que debemos reforzar nuestra cooperación con África. La iniciativa de una cooperación más estrecha del G20 con África es, por eso, una prioridad de la Presidencia alemana del G20. En ese marco deben desempeñar un papel tanto cuestiones de seguridad como la lucha contra la pobreza y el desarrollo económico. Otro importante instrumento es la implementación de los objetivos de desarrollo sostenible, con el objetivo de apoyar a los países africanos en su senda hacia la paz, la seguridad, el bienestar y la democracia. Además, queremos fortalecer las capacidades de la Unión Africana y otras organizaciones regionales africanas. Por eso, durante la reunión de ministros de Relaciones Exteriores en Bonn invitamos a la mesa también a la Unión Africana.
Con la implementación de la Agenda 2030 de desarrollo sostenible y el Acuerdo de París sobre el Clima, Alemania quiere mejorar, con el G20, la sostenibilidad de la economía mundial. ¿Qué requisitos deben cumplirse para lograrlo?
La Agenda 2030 y el Acuerdo de París para la protección del clima son juntos un gran salto de la comunidad internacional en cuanto a sostenibilidad. Bajo el techo de las Naciones Unidas acordamos en 2015 ambiciosas y medibles metas para un futuro sostenible. La Agenda 2030 tiene la capacidad de transformarse en el proyecto de justicia de nuestra generación. Estoy convencido de que no solo el crecimiento es importante, sino también su forma y calidad. Y eso no se mide solo por el producto interno bruto. Para un orden mundial realmente estable, la justicia social, económica y ecológica son, por lo menos, tan importantes como factores políticos, tales como la participación y la división de poderes.
La globalización es para muchos seres humanos hoy, sin embargo, un concepto con connotaciones negativas. ¿Qué pueden hacer foros tales como el G20 para que un mundo interconectado sea también un mundo en el que valga la pena vivir y, sobre todo, un mundo justo?
Puedo entender que, en vista de la creciente desigualdad en el mundo, mucha gente esté disconforme. Pero, de eso no tiene la culpa la globalización. La interconexión y el intercambio nos hacen bien. Son también posibilidades de aumentar el bienestar para todos los seres humanos. Por eso, el objetivo no puede ser impedir la globalización, sino mejorarla y hacerla más justa. Un buen ejemplo son cadenas de abastecimiento globales sostenibles. La política y la economía –y, sobre todo, naturalmente los grandes grupos económicos internacionales– tienen la posibilidad y la tarea de llevar la globalización por la senda correcta. Cuando los estándares laborales, sociales y ambientales a lo largo de toda la cadena de abastecimiento son los correctos, todos se benefician del crecimiento, no solo los directores de las empresas. El G20 se dedicará intensamente el año próximo a ese tema.
Con respecto al crecimiento y el bienestar: en muchos países aumentan las dudas en relación con el libre comercio. ¿Llegamos al fin de la era neoliberal?, ¿vamos hacia una reducción de las interconexiones globales?
Nuestro modelo económico y nuestro modelo social están basados en un comercio libre y justo. Le doy un ejemplo: en Alemania, más de dos millones de puestos de trabajo dependen directamente del comercio con Asia. Con cooperación e intercambio logramos más que con el aislamiento nacional. Por eso, me preocupan las voces proteccionistas que hemos oído en los últimos tiempos. No obstante, al final, los proteccionistas no se impondrán, porque nuestro modelo es demasiado fuerte para ello. //
PERFIL
COMPROMISO CON LA GENTE
Sigmar Gabriel (SPD) es de enero de 2017 ministro de Relaciones Exteriores de Alemania. Anteriormente fue ministro de Economía (2013 a 2017) y Medio Ambiente (2005 a 2009). Para Gabriel, la cuestión clave es: ¿qué es lo mejor para la gente? Paz, derechos humanos, un crecimiento limpio y buen trabajo son temas centrales de su política.