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Por dónde pasaba el Muro?

El 9 de noviembre de 1989 cayó el Muro de Berlín. Un suceso del siglo. Un viaje al presente

15.08.2014
© picture alliance/AKG images - Fall of the Wall

Por dónde pasaba el Muro? ¿Era aquí Occidente? ¿Dónde comenzaba el Este? En el Checkpoint Charlie, en Berlín, todas las certitudes son historia. 27 años después de la caída del Muro, Occidente y el Este ya no sirven como referencias de orientación. Ahora se divide entre elegante o sencillo, de moda o anticuado, Kreuzberg o Mitte, pobre o sexy. Solo los estudiantes con sus réplicas de uniformes del Ejército Rojo recuerdan a los turistas que por aquí pasaba la frontera entre dos mundos. En octubre de 1961, dos meses después de la construcción del Muro, incluso estuvieron frente a frente aquí tanques rusos y norteamericanos.

¿Cuándo desaparecieron el Muro de Berlín, de 160 kilómetros de largo, y la frontera entre las dos Alemania, de 1400 kilómetros de largo? ¿Inmediatamente después de su caída, en 1989, siendo sacados los elementos de hormigón o retirados por los “picamuros”? ¿Se diluyó con la “migración” interna que siguió a la reunificación, en 1990, cuando los habitantes de Leipzig buscaban trabajo en Stuttgart y los de Erfurt en Fráncfort, mientras que los jóvenes de Stuttgart y Fráncfort se mudaban al barrio de Prenzlauer Berg, en Berlín? ¿O todavía está allí, no como frontera física, sino como muro en las cabezas? Es tiempo de buscar huellas entre la Puerta de Brandeburgo y la antigua frontera del río Elba.

El tramo más popular del Muro se halla entre los barrios berlineses de Kreuzberg y Friedrichshain: la East Side Gallery, de 1,3 kilómetros de largo. El trozo de Muro sobre el que Honecker y Brézhnev se dan un beso fraternal socialista es desde que fue pintado, en 1990, más un símbolo 
de unión que de separación. Mucho más importante es el recuerdo de la división. De esos 28 años en los que entre la República Democrática Alemana y la República Federal de Alemania se extendía una franja de la muerte, al igual que entre los sectores occidentales y el sector soviético de Berlín.

De la división es testimonio, además del Checkpoint Charlie, también el Memorial del Muro en la calle Bernauer Strasse. La línea de separación se extendió por el centro de la densamente edificada Berlín del 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989. Las imágenes de los berlineses orientales que saltaron de sus ventanas a la libertad dieron la vuelta al mundo. Hoy, la calle Bernauer Strasse es el único lugar donde puede experimentarse el Muro en un corte transversal: muro anterior, franja de la muerte y muro principal.

Más discreta es la señalización de las antiguas fronteras entre los sectores. A la derecha e izquierda del Checkpoint Charlie, en el que hasta hoy se ven carteles con la frase “¡Atención, usted abandona el sector estadounidense!”, una fila de adoquines engastados en el pavimento documenta el trazado del Muro. “Muro de Berlín 1961–1989” se halla grabado en una placa de bronce. Tan discreta es esa fila de adoquines como inconcebible son, sobre todo para los jóvenes, las historias relacionadas con el Muro.

El recuerdo puede ser muy elástico. Cuando la RDA comenzó con la construcción del Muro, el 13 de agosto de 1961, la 
II Guerra Mundial había terminado hacía apenas 16 años. Desde la caída del Muro ya ha pasado un cuarto de siglo. Tal como en el Checkpoint Charlie lindaban antes los sectores estadounidense y soviético comienza hoy en la calle Friedrichstrasse el sector del recuerdo.

El recuerdo más emotivo de la división es aquel que viene inesperadamente. Un ejemplo son las estelas que aparecen una y otra vez a los costados de la ciclovía. A diferencia de lo que ocurría en el centro, la frontera entre Berlín Occidental y el entorno no fue un corte a través de la ciudad, sino un límite entre la ciudad y el campo. Fugitivos intentaron una y otra vez huir a Berlín Occidental a través de esa frontera. En Nieder Neuendorf, una antigua torre de vigilancia mantiene vivo el recuerdo. Peter Kreitlow, por entonces de 20 años, fue matado a tiros por soldados soviéticos cuando intentó cruzar la frontera que pasaba por el río Havel.

¿Fusilado por querer cruzar un río? A 
27 años de la caída del Muro, ello es inimaginable. Como tampoco es imaginable que a orillas del Elba, que a lo largo de 
94 kilómetros marcaba la frontera entre las dos Alemanias, una valla de metal tapara la vista de los alemanes del Este sobre el río. Aldeas que se hallaban desde hace siglos a la orilla del río quedaron de 
pronto aisladas de él. Los habitantes de algunas fueron incluso trasladados a otro lado. “Acción alimañas” se llamó una de esas deportaciones. Quien se quedó ya no pudo ver más el río, sino solo olerlo y escuchar los trinos de las aves.

¿Dónde estaba realmente el Muro? Mucho no quedó de él: un trozo en la calle Niederkirchnerstrasse, junto al Parlamento del estado federado de Berlín; otro junto al cementerio Invalidenfriedhof, junto al canal Spandauer Schifffahrtskanal, y finalmente el trozo del Muro de la East Side Gallery, que marcaba el límite entre los barrios de Friedrichshain y Kreuzberg. Luego del 9 de noviembre de 1989 y la reunificación de Alemania, el 3 de octubre de 1990, nadie quiso acordarse del Muro: la maldición de Caín que supuso la división debía desaparecer.

Solo quien sabe qué se siente cuando una ciudad es cortada repentinamente en dos mitades puede entender por qué la gente en los días 
luego del 9 de noviembre de 1989 repitió cientos de miles de veces solo una palabra: “¡sensacional!”. ▪