Distancia y acercamiento
Ayuda médica, intercambio científico, estabilización económica: en la crisis, Alemania se solidariza con sus países socios en todo el mundo.
Norte de Santander es un departamento mayormente rural en el noreste de Colombia, a cientos de kilómetros de Bogotá, la capital. En ese rincón del país, el coronavirus hizo estragos, en parte porque en esa región fronteriza viven muchos refugiados de Venezuela en condiciones de estrechez y sin acceso a servicios sanitarios. Al mismo tiempo, el departamento carecía de capacidad para realizar pruebas virales. Por eso, el Grupo de Movilización Rápida de Expertos en Salud (SEEG) de Alemania se trasladó en mayo de 2020 a Norte de Santander. Los expertos llevaron 20.000 kits de pruebas virales y asesoraron a laboratorios sobre los nuevos procedimientos. “La pandemia solo habrá terminado”, dijo uno de los médicos participantes, “cuando haya sido derrotada en todas partes”.
Alemania contribuye a la contención global de la crisis de muchas maneras. El hecho de que la pandemia afecte a todo el mundo, pero no a todos por igual, es una constatación muy repetida, pero no por ello menos cierta. Por ello, junto con sus socios europeos y en el marco del G7 y el G20, Alemania apoya a otros países para superar la crisis. “Si nos mantenemos unidos en todo el mundo, podemos controlar y superar el virus y sus consecuencias”, dijo Angela Merkel, la jefa de Gobierno alemana, en la cumbre del G20 de noviembre de 2020.
El SEEG es uno de los muchos ejemplos de la participación de Alemania en la lucha global contra el coronavirus. El equipo de expertos forma a personal de laboratorio y acompaña la creación de centros de diagnóstico. Los expertos participantes tienen mucha experiencia: el SEEG nació en 2015 por iniciativa del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ), en vista de la epidemia de ébola en África Occidental. Lo implementan la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ), el Instituto Bernhard Nocht de Medicina Tropical y el Instituto Robert Koch. En los últimos años, sus expertos ya han combatido la peste en Madagascar, la fiebre de Lassa en Nigeria y el virus del Zika en América Latina.
Desde el estallido de la pandemia del coronavirus también participa el Instituto de Virología del Hospital Universitario Charité, de Berlín. En Colombia se desarrolla un fluido diálogo entre los expertos de Berlín y las instituciones de salud pública. Lo que demuestra que la solidaridad puntual al principio de la pandemia, cuando Alemania envió equipos médicos y de protección a países socios y hospitales alemanes acogieron a pacientes de cuidados intensivos de Italia y Francia, por ejemplo, se ha convertido ya en un apoyo global y sostenido. No solo se trata solo de ayuda médica, sino también de cooperación en investigación, intercambio de tecnología, por ejemplo, para el rastreo de contactos, y medidas de estabilización económica.
La estabilización económica pasa ahora a estar en el foco, especialmente en América Latina y el Caribe. “La pandemia desencadenó allí una conmoción económica y social que agrava las crisis y amenaza con hacer retroceder a la región entre 10 y 20 años”, dice Marian Schuegraf, responsable regional para América Latina y el Caribe en el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores de Alemania. El Fondo Monetario Internacional prevé un retroceso económico de un ocho por ciento para la región. Por ello, Alemania mantiene un estrecho intercambio con los Gobiernos nacionales. “Juntos queremos hacer todo lo posible para que la región salga fortalecida de la crisis”, dice Schuegraf, “por ejemplo, a través de la cooperación en las áreas de la protección del clima, la digitalización y la inclusión social”.
Apoyo a países en crisis
Los retos que plantea la pandemia también son acuciantes en África. Si bien las consecuencias en el sector sanitario han sido hasta ahora menos catastróficas de lo que se temía, los efectos económicos y sociales se sienten fuertemente. En el “Informe sobre los Países Menos Adelantados” de la ONU publicado a finales de 2020 se advierte que los avances en materia de desarrollo logrados en las últimas décadas corren peligro de perderse. “Los países menos desarrollados del mundo están experimentando actualmente la peor recesión de los últimos 30 años”, se lee en el informe. Los objetivos de la Agenda 2030 en materia de nutrición, educación o igualdad de género, por ejemplo, corren el riesgo de convertirse en una lejana perspectiva.
Por ello, Alemania ha intensificado su compromiso con la cooperación para el desarrollo. Inmediatamente después del estallido de la pandemia, el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo puso a disposición más de 1500 millones de euros adicionales para ayuda de emergencia. Y para 2021 se han presupuestado otros 1500 millones. El apoyo se centra en los países en crisis de África y otras regiones, especialmente en aquellas en las viven muchos refugiados.
A medio y largo plazo, el objetivo principal es preservar el empleo. Por ejemplo, el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo ha puesto en marcha, en el marco de su programa developpp.de, la iniciativa “Covid-19 Response”. Esa iniciativa fomenta enfoques empresariales que mitigan las consecuencias de la pandemia. Junto con Fairtrade International y el Foro Fairer Handel, el BMZ ha creado, además, un fondo de 13 millones de euros para ayudar a pequeños agricultores. Los países especialmente dependientes del turismo también están recibiendo apoyo: en Túnez, por ejemplo, donde a principios de 2020 unas 400.000 personas trabajaban en la hotelería, la GIZ asesora al ministerio responsable sobre la implementación de normas de higiene en hoteles y restaurantes con el fin de fortalecer al sector turístico y asegurar puestos de trabajo.
Además de impulsar proyectos bilaterales, Alemania participa también, en el marco de “Team Europe”, en el apoyo a los países especialmente afectados En diciembre de 2020, por ejemplo, la UE anunció la creación de un programa de 20 millones de euros para reforzar los sistemas sanitarios de los países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). A los países del Sahel, la UE prometió 92 millones de euros, entre otras cosas, para mitigar el impacto socioeconómico de la pandemia. Y en Gambia, 25 millones de euros ayudarán a superar la pandemia, lograr la transición hacia la democracia y alcanzar objetivos de desarrollo a mediano plazo.
La solidaridad desempeña también en Europa un papel crucial. Los países miembros de la UE cooperan en muchas áreas: por ejemplo, en la coordinación de las medidas de contención de la pandemia, el reconocimiento mutuo de las pruebas rápidas de detección de antígenos, la adquisición de vacunas para todos los países miembros y, por último, pero no menos importante, en la limitación de daños a la economía y en la recuperación económica. Ya en abril de 2020, el Eurogrupo puso a disposición para ello 540.000 millones de euros. En julio de 2020, los miembros de la UE aprobaron un paquete de 1.824.000 millones de euros. Ese paquete incluye el plan de siete años para el actual presupuesto de la UE hasta 2027 y el fondo de recuperación “Next Generation EU”, dotado de 750.000 millones de euros. “Es una señal de confianza en Europa y un momento histórico”, dijo Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.
Contra el “nacionalismo de vacunación”
La cooperación también es esencial en lo que se refiere al medio más eficaz para combatir la pandemia: la vacunación. Por un lado, los países de la UE actúan juntos para adquirir la vacuna para todos sus miembros. Por otro, la Comisión, Alemania y otros miembros de la UE se han unido, en el marco de “Team Europe”, a la plataforma COVAX. Liderada por la alianza de vacunas Gavi, la alianza de investigación CEPI y la Organización Mundial de la Salud (OMS), COVAX impulsa el desarrollo de vacunas y aboga por su equitativa distribución. COVAX forma parte del Access to Covid-19 Tools (ACT) Accelerator, que también mejora el acceso global a los medicamentos y medios de diagnóstico. Alemania ya aportó al ACT 600 millones de euros y anunció en febrero que contribuirá con otros 1.500 millones. Alemania es actualmente el mayor contribuyente a la iniciativa. “La pandemia debe superarse con un espíritu de cooperación, no con un espíritu de nacionalismo de vacunas”, dijo Frank-Walter Steinmeier, el presidente federal alemán, al comienzo de la Cumbre Mundial de la Salud en octubre de 2020.
Alemania actúa en consecuencia sobre la base de los principios de la solidaridad y el multilateralismo, pero también teniendo en cuenta que la pandemia siempre volverá a Europa mientras no se la supere a nivel mundial. Biontech, la empresa alemana que desarrolló una vacuna contra el coronavirus, también insiste en que sus vacunas deben distribuirse globalmente. “Hemos dicho desde el principio que nos definimos como empresa global y que nuestra vacuna es para todo el mundo”, dijo Uğur Şahin, cofundador de Biontech, en una entrevista con la revista Der Spiegel. “Si 500.000 dosis están destinadas a un país en vías de desarrollo, deben llegar también realmente allí”, agregó.
Mientras el mundo sigue luchando por contener la pandemia y sus consecuencias, la mirada colectiva se dirige también hacia adelante. La Comisión Europea planea crear una Unión Sanitaria Europea, para, por ejemplo, desarrollar planes de emergencia europeos y mejorar la capacidad de respuesta de la UE. Y los países del G20 han solicitado a la OMS recomendaciones para impulsar una nueva Iniciativa Mundial contra la Pandemia. Así podrían superarse déficits existentes en el sistema internacional, se lee en la declaración, porque “es importante que aprendamos de esta crisis”.
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