“Logramos dar una señal”
El Hospital Clínico de Chemnitz trató a pacientes de COVID-19 italianos. Un médico jefe relata cómo vivió esos emotivos momentos.
“Recuerdo muy bien el día en que llegaron a nuestra clínica los dos pacientes italianos de COVID-19, un fin de semana de marzo. Telefoneamos mucho para organizar el transporte desde Tirol del Sur hasta aquí. Trasladar a dos pacientes gravemente enfermos en cuidados intensivos y que recibían respiración artificial primero en avión y luego con un vehículo de transporte de cuidados intensivos hasta Chemnitz fue todo un desafío logístico. Tampoco sabíamos cómo superarían los dos hombres el transporte y en qué condiciones llegarían a nuestro hospital.
Somos un hospital del más alto nivel de atención y podemos proporcionar respiración artificial a hasta 80 pacientes de COVID-19 simultáneamente. Nunca proporcionamos respiración artificial a más de ocho pacientes a la vez. Por ello, nuestro director general no vaciló en aceptar que el Hospital Clínico de Chemnitz tratara a dos de los ocho pacientes de COVID-19 que el estado federado de Sajonia había acordado con Italia que iba a admitir. Afortunadamente, ya habíamos superado exitosamente la prueba de proporcionar respiración artificial a pacientes de COVID-19 y los planes de higiene estaban bien integrados en la rutina de la clínica. Antes de la llegada de los pacientes italianos controlamos nuevamente nuestro sistema de esclusas, preparamos a nuestro equipo y esperamos listos para entrar en acción. Fueron momentos de cierta tensión.
Los pacientes no estaban conscientes y recibían respiración artificial, pero su estado era estable. Se les diagnosticó una neumonía COVID-19, que había provocado un fallo respiratorio. Pero su condición mejoró rápidamente. Y cuando finalmente despertaron, fue una sensación muy liberadora. Un país amigo nos había confiado a los pacientes. ¡Queríamos hacer un buen trabajo! Nuestro trabajo fue registrado por colegas de toda Alemania.
Al principio pensamos que íbamos a tener problemas de comunicación cuando se despertaran, pero, por casualidad, el primer paciente que recuperó la conciencia era de Tirol del Sur y hablaba alemán como lengua materna. Más tarde nos ayudó incluso a entablar contacto en italiano con el segundo paciente, cuando este también despertó.
Tratar a dos pacientes puede parecer una gota de agua en el desierto. Pero hay que recordar la situación excepcional en Italia en marzo y el hecho de que Alemania ha admitido desde entonces a más de 250 pacientes de otros países de la UE. ¡Cada caso y cada ser humano cuentan! Recibimos apoyo de todas partes y registramos una ola de simpatía con Italia.
Tanto el personal médico como el de enfermería se encariñarón con los pacientes italianos. En cierto modo, eso es normal cuando se cuida a pacientes durante tanto tiempo y se los saca de una profunda crisis. Pero en este caso, todos sentimos que debíamos ocuparnos especialmente de ellos. Estaban muy lejos de casa y no podían recibir visitas. El momento en que los pacientes fueron dados de alta, después de tres semanas, fue muy emotivo y casi familiar.
Me alegra que hayamos podido ayudar a los dos pacientes, no solo como efecto externo para el hospital, sino como señal para Sajonia y toda Alemania. Pudimos demostrar en un pequeño caso que los pueblos de Europa están unidos”.
Anotado por: Sarah Kanning
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