“Se trata fundamentalmente de derechos humanos”
La lucha mundial de las mujeres por su autodeterminación - entrevista con Beate Rudolf, directora del Instituto Alemán de Derechos Humanos.
Sra. Rudolf, recientemente las mujeres se han hecho más visibles en los conflictos, ¿es ésa también su impresión?
Sí, es cierto por ejemplo en el caso de Irán, donde las mujeres han comenzado y están llevando a cabo la resistencia contra la opresión. Los hombres se han sumado a esta protesta, una señal importante de que en esencia se trata de una cuestión de derechos humanos. “Mujer, Vida, Libertad”: Este escandaloso llamamiento, coreado a menudo en las protestas, no significa otra cosa que no debe permitirse la discriminación por razón de sexo, ni los asesinatos arbitrarios, y que la gente quiere ser dueña de su propia vida.
¿Dónde encontramos otros ejemplos?
Algo similar ocurre en Bielorrusia. Las mujeres impulsaron las protestas multitudinarias, tomaron la iniciativa cuando sus maridos fueron encarcelados. Por ello, son perseguidas, encarceladas arbitrariamente, amenazadas y maltratadas. También en Bielorrusia está en juego algo que concierne a toda la población: la autodeterminación y el respeto al resultado de las elecciones presidenciales.
En este contexto, ¿cómo se posiciona Alemania en favor de los derechos de la mujer y qué papel desempeña en este sentido la política exterior feminista?
En lo esencial, la política exterior feminista trata de elaborar una política de derechos humanos que considere también a las mujeres. Esto incluye penalizar la violencia sexualizada en los conflictos, y también después de los mismos. Para las mujeres, los conflictos no terminan con los acuerdos de paz. La violencia continúa presente en la sociedad, porque para los hombres combatientes la violencia se ha convertido en algo “normal”. Por eso es necesario que las mujeres ocupen un lugar destacado en las negociaciones de paz y en los programas de reconstrucción. Esto sólo es posible mediante una participación igualitaria.
La nueva estrategia de Alemania para África también contempla una política de desarrollo feminista. ¿Deberían estar más estrechamente interrelacionadas la política exterior y la política de desarrollo con respecto a las mujeres?
Sí, porque la transición de una sociedad posconflicto a una sociedad pacificada, pero que sigue necesitando la cooperación al desarrollo, es gradual. Las mujeres deben ser consideradas participantes indispensables, también en los ámbitos de la economía y los derechos humanos, la política comercial y la política climática. Sabemos que las mujeres, a la hora de actuar, se preocupan mucho más de su entorno que de sí mismas. A la hora de encontrar soluciones viables en la cooperación al desarrollo, las mujeres son aliadas importantes. ¡El futuro necesita a las mujeres!
¿Cómo podrían participar las mujeres?
Hay que fortalecer a las mujeres en la conformación de su sociedad - ya sea a nivel local o de todo el país -, es necesario que puedan participar y aportar sus puntos de vista. Hay que reivindicar el derecho de las mujeres al trabajo, porque sólo creando sus propios medios de subsistencia económica podrán determinar sus vidas. La educación también es importante. Permite a las mujeres ser económicamente activas y poder mantener mejor a sus hijos. Así pues, hay muchas buenas razones que justifican el protagnismo de la mujer en las políticas de desarrollo y en la resolución de conflictos.
Para terminar, echemos un vistazo a Alemania: en 2022 se creó en el Instituto de Derechos Humanos una unidad independiente de información sobre la violencia de género. ¿Cuál es el trasfondo?
Desde 2018, también se aplica en Alemania el convenio del Consejo Europeo sobre prevención y lucha contra la violencia de género, conocido como el “Convenio de Estambul”. Este obliga al Estado a combatir la violencia contra las mujeres y a proteger y apoyar a aquellas que la sufren. El organismo informador tiene como objetivo crear una amplia base de información para registrar mejor el problema de la violencia de género y poder supervisar la aplicación del convenio. Se trata también de analizar en qué medida determinados grupos se ven especialmente afectados por la violencia de género, por ejemplo, las mujeres con discapacidad, las mujeres trans o las mujeres sin permiso de residencia.
¿Qué información recopilará el organismo?
Buscamos respuestas a las siguientes preguntas: ¿La Convención de Estambul funciona en la práctica? ¿Qué medidas han adoptado los gobiernos a nivel nacional, regional y local, y resultan eficaces? ¿Los tribunales tienen en cuenta la violencia doméstica a la hora de decidir sobre la custodia parental o el derecho de visita en caso de divorcio? ¿Realmente tienen todas las mujeres acceso a los centros de acogida, aunque vivan en el campo, por ejemplo, o tengan un hijo discapacitado? A partir de los resultados, el equipo formulará recomendaciones a los responsables políticos y a las administraciones para que los programas contra la violencia de género puedan diseñarse de forma eficaz. Porque una buena política necesita buena información.
Beate Rudolf es directora del Instituto Alemán de Derechos Humanos desde 2010. La abogada también presidió hasta 2019 la Global Alliance of National Human Rights Institutions (GANHRI), de la Confederación Mundial de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos.
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