Grupos privados de ayuda, blanco de críticas
Grupos privados de ayuda salvan a inmigrantes náufragos en el Mediterráneo. Su trabajo es cuestionado.
La esperanza de una vida mejor en Europa lleva a muchos seres humanos a tratar de llegar a Italia en precarias embarcaciones. Pero la travesía es peligrosa: por lo menos 23.000 personas murieron ahogadas desde el año 2000 hasta hoy. Sus embarcaciones se hallan a menudo en muy mal estado y van sobrecargadas, agua y alimentos prácticamente no llevan a bordo. Si naufragan, además de la guardia costera italiana, diversas ONG, también de Alemania, prestan ayuda. Pero sus actividades son objeto de críticas. Cinco preguntas y respuestas.
¿Cómo fundamentan los grupos privados sus actividades?
La operación de rescate italiana “Mare Nostrum” finalizó en 2014. Anteriormente, en su marco habían sido salvadas en un año por lo menos 130.000 personas. “Desde entonces se ahogan cada año miles de seres humanos ante las puertas de Europa, porque desde allí no se presta suficiente ayuda”, dice Phillip Frisch, de Médicos sin Fronteras. Esa ONG organiza por ello misiones de rescate, al igual que Save the Children, Sea-Watch, Jugend rettet y Sea-Eye.
¿Cómo se autodefinen los grupos privados?
Luego del Acuerdo de la UE con Turquía para recibir de regreso a refugiados, Médicos sin Fronteras decidió no aceptar más fondos de la UE ni de sus países miembros, dice Philipp Frisch. Además de fuertes convicciones, muchos socorristas aportan también un gran compromiso personal: los grupos se financian mayormente con donaciones, la mayoría de los socorristas se toman vacaciones en sus lugares de trabajo habituales.
¿Cómo trabajan?
Médicos sin Fronteras posee dos grandes barcos. Los socorristas buscan a los náufragos, los aprovisionan con lo más necesario y, luego de coordinarlo con las autoridades italianas, los llevan a tierra. La organización Sea-Watch trabaja en forma similar. Al principio, su intención fue solo ayudar a descubrir embarcaciones de inmigrantes. El rescate debía ser realizado por los barcos de la UE, dice Ruben Neugebauer, portavoz de la organización. “Pero debido a que a menudo venían demasiado tarde, compramos dos barcos para el rescate”, agrega.
¿Por qué se critica a las organizaciones?
Frontex, la agencia europea para la gestión de las fronteras exteriores de la UE; el Gobierno italiano y políticos europeos acusan a las organizaciones de realizar acuerdos con los traficantes de personas. Además, agregan, sus actividades alientan a los inmigrantes a intentar la peligrosa travesía. Thomas de Maizière, el ministro alemán del Interior, dijo, remitiéndose a autoridades italianas, que algunas organizaciones no respetan las reglas. En julio, el Gobierno italiano llamó a los socorristas a firmar un código de comportamiento. En ese código se establece que los barcos de ayuda no deben penetrar en aguas jurisdiccionales libias, que deben dejar permanentemente prendido su radar y cooperar en toda situación con las autoridades italianas.
¿Cómo reaccionan las ONG a las acusaciones?
Ruben Neugebauer, de Sea-Watch, dice que las acusaciones “carecen de todo fundamento” y asegura que no existen contactos con los traficantes de personas. “Fuimos obligamos a realizar nuestra misión humanitaria”, agrega. Salvo unas pocas excepciones, las organizaciones se niegan a firmar el código, porque se sienten tratados como criminales, dicen. Y aseguran que en sus actividades respetan el derecho y las leyes.
¿Cuál es la situación actual?
Luego del anuncio de Libia de ampliar la zona de seguridad delante de la costa bastante más allá de sus aguas jurisdiccionales, algunas organizaciones, como Médicos sin Fronteras, Sea-Eye y Save the Children, suspendieron a mediados de agosto de 2017 sus acciones de rescate por razones de seguridad.