Aprender del pasado

Una enorme ira se desató el 23 de mayo de 1618 en el Castillo de Praga: nobles protestantes tomaron por asalto el palacio del rey de Bohemia y arrojaron a sus gobernadores por la ventana. Lo que los enfurecía tanto era la restricción de la libertad religiosa y la opresión por parte de los gobernantes católicos. La llamado "Defenestración de Praga" de hace 400 años se considera hoy el inicio de la Guerra de los Treinta Años. El prestigioso politólogo Herfried Münkler, en su nuevo libro "La Guerra de los Treinta Años". Catástrofe europea, trauma alemán" establece paralelismos entre ese conflicto histórico y la situación actual en Medio Oriente.

Sr. Profesor Münkler, ¿es posible comparar realmente la Guerra de los Treinta Años con los conflictos actuales en Medio Oriente?
Las guerras en Siria y el norte de Irak, Yemen y Libia son vistas aún como fenómenos independientes entre sí. Sin embargo, en cada una de estas guerras participan los mismos actores: desde el llamado Estado Islámico hasta las potencias interventoras Irán, Arabia Saudita y Turquía. Si no logramos terminarlas pronto, se hablará más tarde de una guerra única y uniforme, que si bien comenzó en diferentes lugares, más tarde,  por su dinámica interna y la intervención de otras potencias, como Rusia, creció hasta convertirse en una única guerra.

¿Qué otras analogías ve usted?
Primeramente la complejidad de las cambiantes constelaciones de alianzas y rivalidades, que fue típica de la Guerra de los Treinta Años. Los que hoy eran aliados podrían ser mañana enemigos. La situación es similar en el Medio Oriente de hoy. En ambos casos, las principales potencias regionales actúan desde un segundo plano. En el siglo XVI eran sobre todo España y Francia, hoy son Turquía, Arabia Saudita e Irán.

¿Qué podemos aprender del hecho de que entonces las potencias necesitaron 30 destructivos años para hallar por fin la voluntad de sentarse a una mesa a dialogar?
La Paz de Westfalia, y la consiguiente redistribución de poderes en Europa Central, podrían haberse logrado antes. Sin embargo, todos pensaban que transitaban la senda de la victoria y se saldrían con la suya. Esto movilizaba a cada vez más nuevos contendientes, pero al final no aportó más cambios estratégicos decisivos. Solo fue al final su extenuación, combinada con la devastación de grandes extensiones de tierra y su despoblación, lo que finalmente los condujo a negociar el fin de la guerra. Esta no es una buena noticia para Medio Oriente

“Der Dreißigjährige Krieg – Europäische Katastrophe, deutsches Trauma”

Interview: Marco Seliger

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