“Las diferencias culturales pasan a segundo plano“
Siempre listas para su próxima misión: Daniela Fetzer y su perra rescatista Onja buscan sobrevivientes después de terremotos y otras catástrofes.
Mi bolso para viajes al extranjero siempre está preparado. Desde el momento de la llamada hasta la partida solo hay pocas horas. Lo primero que hago es llamar a mi empleador para pedir un permiso de ausencia del trabajo. Desde hace muchos años soy voluntario de los equipos de BRH Bundesverband Rettungshunde. La asociación cuenta en toda Alemania con 81 equipos de unos diez perros rescatistas certificados cada uno. Soy ingeniera agrícola y agradezco a mi empleador por el apoyo en mi trabajo de voluntaria. Por suerte, nunca estoy sola en estas misiones. Me acompaña siempre mi perra Onja. Es un gran apoyo, formamos un equipo perfecto. Después de un terremoto u otra catástrofe, Onja busca supervivientes entre las ruinas. Apenas empieza a ladrar yo siento alivio, porque sé que ha encontrado a alguien. Yo misma la entrené como perra rescatista. Nuestra primera misión en el extranjero fue en 2015, en Nepal. Poco más de 24 horas después del terremoto aterrizamos en Katmandú. La situación era desastrosa. A numerosos pueblos con gente sepultada bajo las ruinas no se podía ni siquiera llegar. Por eso, para Sonja y otros nueve perros rescatistas de Alemania no había mucho que hacer. Nos trasladamos en avión al distrito de Gorkha para ayudar en hospitales. Fue bueno que Onja estuviera conmigo. Hacía reír a muchos niños. En Nepal me di cuenta de que, en caso de catástrofes, las diferencias culturales pasan totalmente a segundo plano. En esa situación, víctimas y rescatistas se centran en lo que realmente importa: sobrevivir.” ▪