Carreras internacionales
Las instituciones científicas alemanas atraen a cada vez más investigadores del exterior. Razones hay muchas.
Que Emmanuelle Marie Charpentier es una de las mejores en su especialidad está claro desde ya hace algún tiempo, pero desde que la microbióloga y bioquímica investiga también en Alemania es cada vez más evidente. En 2012, la Universidad Médica de Hannover le ofreció una cátedra, que Charpentier aceptó. Dos años más tardes pasó a desarrollar actividades en el Centro Helmholtz de Investigación de las Infecciones, en Braunschweig, y luego asumió una cátedra que le ofreció la Fundación Alexander von Humboldt. Ello le proporcionó aún más impulso a la excepcional carrera de Charpentier, parisina de 45 años, que ya ha recibido varios premios por sus innovadores trabajos de investigación sobre la infectología clínica. Solo en enero de 2015 recibió ya tres distinciones: el Breakthrough Prize in Life Sciences, dotado con nada menos que tres millones de dólares; el Premio Ernst Jung de Medicina, dotado con 300.000 euros, y el Premio Louis Jeantet de Medicina, dotado con 650.000 euros.
Se trata de una historia de éxito científico excepcional y que arroja una brillante luz también sobre la cátedra Alexander von Humboldt. Pensada exclusivamente para científicos de punta del exterior, ese premio de investigación altamente dotado combina óptimas condiciones marco financieras con una excepcional infraestructura de investigación en Alemania, compitiendo así con las universidades de punta a nivel mundial, desde Harvard, pasando por Oxford hasta Shanghái. “Competimos globalmente al mismo nivel, nuestras ofertas son bien recibidas por los investigadores”, dice Georg Scholl, del Departamento de Estrategia de la Fundación Humboldt. Que estrellas de su disciplina se trasladen de Stanford a Halle o de Tokio a Stuttgart no solo tiene que ver con la financiación, agrega Scholl, sino que expresa también una gran estima por la calidad de las ciencias alemanas. El químico estadounidense Alec Wodtke, profesor con una cátedra Humboldt en la Universidad de Gotinga y director del Instituto Max Planck de Química Biofísica, escribió recientemente en un ensayo que Alemania es para él un lugar donde la investigación divierte, un país creado para pensadores libres y la investigación básica.
Recientemente se han agregado otras cualidades. Una de ellas es la internacionalidad. La proporción de catedráticos del exterior aumentó en la última década un 52 por ciento. En las instituciones de investigación extrauniversitarias se observa la misma tendencia. En la Sociedad Max Planck, por ejemplo, aproximadamente la mitad de los doctorandos proviene del exterior. Muchos científicos alemanes van también a investigar al exterior. “Casi el 45 por ciento de los investigadores alemanes han investigado en los últimos diez años por lo menos tres meses en el exterior”, dice Christina Brüning, del Ministerio Federal de Educación e Investigación (BMBF). Con ello, Alemania se halla 14 puntos por ciento sobre el promedio europeo. También puede observarse crecientemente otro fenómeno: la “fuga de cerebros” observada hace algunos años se ha detenido. Cada vez más científicos alemanes vuelven al país. Oliver Brock, uno de los pioneros en la investigación de la inteligencia artificial, es desde 2009, luego de haber pasado más de diez años en el exterior, catedrático en la Universidad Técnica de Berlín, donde estudió otrora. Y es solo uno de muchos científicos famosos que han retornado.
Claro está que el atractivo de Alemania para alemanes que retornan y científicos extranjeros mucho tiene que ver con las exitosas y ambiciosas iniciativas política de los últimos años. Claro está también que los programas de fomento para investigadores extranjeros, por ejemplo, del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) y de la Fundación Humboldt, realizan un importante aporte a la internacionalización. Solo en 2012 trabajaban en Alemania 56.500 científicos extranjeros apoyados financieramente. Y viceversa, 21.300 científicos alemanes salieron al exterior con el apoyo de organizaciones de fomento. Los científicos son los profesionales con más movilidad en Europa y probablemente también en todo el mundo. Además existe una interrelación entre movilidad y productividad en la investigación: según un estudio de la OCDE, quien investiga también en el exterior publica en total más en revistas muy citadas que quienes se quedan en su país.
La internacionalización es más marcada en las ciencias naturales que en las humanidades, en las que el alemán continúa teniendo un importante papel como idioma de publicación. “La química, las biociencias y la física atraen a particularmente muchos científicos del exterior”, dice Georg Scholl. Pero el derecho, la economía y las ciencias sociales han adquirido asimismo una mayor dinámica recientemente. “Las humanidades han crecido fuertemente”, dice Aylâ Neusel, del International Centre for Higher Education Research (INCHER), de la Universidad de Kassel. Neusel y su colega Andrä Wolter, de la Universidad Humboldt de Berlín, analizaron en el estudio “Movilidad internacional y cátedras” las carreras de profesores extranjeros en universidades alemanas.
También la hospitalidad y la cultura de la bienvenida en Alemania son percibidas hoy positivamente. “Welcome Centers”, de los que hace algunos años existían solo algunos pocos, hay actualmente en casi todas las universidades y apoyan a los recién llegados con diversas ofertas para su comienzo en Alemania. Esa transformación mental ha sido esencial para el actual auge. “La mayoría de las solicitudes proviene de China e India”, dice Georg Scholl. También Rusia y los Estados Unidos son a menudo países de origen. Y, sobre todo: los países europeos. El 43 por ciento de todos los científicos apoyados en Alemania proviene de países europeos. Para Neusel, el gran porcentaje de interesados europeos no es ninguna sorpresa: “La creación de un espacio europeo universitario y científico y los programas de fomento de la movilidad dentro de Europa, todo eso ha dado frutos.”
De la gran internacionalidad se benefician todos, pues equipos mixtos, cuyos integrantes se inspiran mutuamente no solo por sus diferentes contextos científicos, sino también por sus diferencias culturales, enriquecen claramente la internacionalización en la investigación. “Lo central en la contratación de investigadores extranjeros de punta no solo son su competencia y reputación, sino que introducen en la universidad nuevos aspectos, temas, formas de pensar e interculturalidad. Eso a su vez aumenta el atractivo de la universidad para nuevos inmigrantes”, dice Aylâ Neusel.
¿Cuál es el futuro de los científicos extranjeros en Alemania? Cuando Neusel les preguntó a los profesores por sus planes de futuro, las respuestas fueron “muy sorprendentes”, dice Neusel, y ponen de manifiesto el atractivo de Alemania: el 69 por ciento de los científicos extranjeros quieren permanecer en el país, el 18 por ciento aún no se ha decidido y solo el 13 por ciento planea marcharse.