Modelo de movilidad respetuosa del clima
Costa Rica avanza hacia un sistema de transporte basado exclusivamente en energías renovables. Aquí explicamos cuáles son los objetivos del plan.
El sector del transporte es crucial para la protección del clima. La flota mundial de vehículos sigue creciendo, al igual que el kilometraje. El resultado es una demanda creciente de combustibles fósiles y, por lo tanto, una mayor emisión de gases de efecto invernadero. Cómo puede ser organizada la movilidad sin dañar el clima es una tarea pendiente. Costa Rica da una posible respuesta.
A finales de febrero de 2019, Carlos Alvarado, presidente de Costa Rica, presentó un Plan Nacional de Descarbonización. Costa Rica aspira a la neutralidad climática para mediados de siglo, también en el sector del transporte, y simultáneamente quiere crecer económicamente. “El cambio climático es la mayor amenaza para nuestro país y para la humanidad”, dijo Alvarado al presentar el plan en San José, la capital. Y agregó: “Costa Rica será uno de los primeros países en lograr la descarbonización, si no el primero”.
Con esta promesa, Alvarado ganó las elecciones presidenciales de abril de 2018 por amplia mayoría. El experiodista de 38 años de edad continúa así una política que desde hace mucho tiempo caracteriza a Costa Rica. El país no tiene fuerzas armadas desde 1948. En cambio, el dinero se invierte en programas de educación y salud. Costa Rica también es ejemplar en lo que se refiere a la protección del medio ambiente. Más de una cuarta parte de la superficie del país está conformada por zonas naturales protegidas. Ya en 2009, Costa Rica anunció su intención de pasar completamente al uso de energías renovables para el año 2021 y convertirse en un país carbono neutral.
Una “tarea tiránica y hermosa”
En su toma de posesión, Alvarado mencionó 2021 como año de la neutralidad climática y dijo que se trata de una "tarea titánica y hermosa". Ese año, Costa Rica celebra el 200 aniversario de su independencia. En el Plan Nacional de Descarbonización presentado recientemente, Costa Rica define que su meta es ser una economía de emisiones netas cero en el 2050. Cumplir la meta en 2050 no significa posponer las acciones, sino gestar transformaciones de fondo y con urgencia, dice la Oficina de la Presidencia de Costa Rica.
Efectivamente, el plan –incluso con la meta para el año 2050– es muy ambicioso. La estrategia tiene diez ejes con temas y objetivos intermedios concretos para cada uno de ellos. Por ejemplo, la cobertura forestal de Costa Rica aumentará del actual 52 por ciento a un 60 por ciento para el año 2030. Para el año 2022 se planea contar con un plan para reducir las emisiones de metano derivadas de residuos orgánicos. Y en el 2050, el cien por cien del territorio deberá haber implementado soluciones para la recolección, separación, reutilización y disposición de residuos. A partir de 2030, todas las nuevas edificaciones se planificarán y construirán adoptando sistemas de resiliencia y tecnologías de bajas emisiones y veinte años más tarde, esa norma se aplicará también a todos los edificios existentes. Para 2030, la matriz energética del país, que tiene cinco millones de habitantes, deberá operar al cien por cien con energías renovables.
Tres metas –las tres primeras– se refieren al transporte y la movilidad. “Eso demuestra que Costa Rica es consciente de cuán importante es ese tema”, dice Claus Kruse, de la Sociedad alemana para la cooperación internacional (GIZ). Kruse está a cargo del proyecto "MiTransporte", con el que Alemania apoya a Costa Rica para la protección climática en el sector del transporte. Ello es importante porque la flota de automóviles ha crecido drásticamente en los últimos años en Costa Rica, más rápido que en cualquier otro país de América Latina. Según cifras del Gobierno, la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de Costa Rica proviene ahora del tráfico vial.
Por eso, el Plan Nacional de Descarbonización prevé un aumento sustancial del transporte no motorizado y el transporte público, de modo que “el uso del automóvil particular para desplazarse sea menos atractivo”. Gran importancia en ese esquema se da a la expansión de la electromovilidad. Ya en 2035, una cuarta parte de la flota de vehículos deberá ser eléctrica. El objetivo para los autobuses y taxis de cero emisiones es de 70 por ciento para el mismo año. También se prevé la construcción de nuevas líneas ferroviarias electrificadas en la Gran Área Metropolitana de San José.
La implementación es una cuestión política, no tecnológica
El enfoque tiene un sólido fundamente, dado que más del 95 por ciento de la energía eléctrica que consume Costa Rica proviene ya hoy de fuentes renovables. La mayor parte se genera en centrales hidroeléctricas. También centrales geotérmicas suministran electricidad. Un gran potencial no aprovechado lo suficiente todavía tienen las energías eólica y solar y la bioenergía, que en el futuro podrán cubrir gran parte del creciente consumo energético. No obstante, la electrificación del transporte es un gran desafío. El año pasado sólo había 300 coches eléctricos en Costa Rica. El Estado quiere incrementar las compras de vehículos eléctricos con incentivos fiscales y otros beneficios. La infraestructura de recarga también deja mucho que desear. Para que la transformación sea un éxito, la GIZ llevará tres autobuses eléctricos a Costa Rica como parte del proyecto "MiTransporte". Otras medidas piloto tienen por objeto la creación de redes de diferentes sistemas de transporte y el fomento de la participación ciudadana. “La implementación de los objetivos climáticos en el sector del transporte no es una cuestión tecnológica, sino política”, dice Claus Kruse.
Parte de ello es la “Reforma Fiscal Verde” que quiere llevar a cabo Costa Rica. Actualmente, los ingresos procedentes de los impuestos sobre los combustibles fósiles siguen siendo una partida importante en el presupuesto del Estado. Si el transporte se convierte en un sector más respetuoso con el clima, esos ingresos tendrán que ser sustituidos por otros. Por ello, el Plan Nacional de Descarbonización de Costa Rica tiene por objeto promover también la digitalización del país, para modernizar la economía y crear nuevos empleos verdes. Países vecinos ya han expresado su interés en seguir el ejemplo de Costa Rica y hacer más verdes sus respectivos sectores de transporte. Los conocimientos adquiridos en el proyecto "MiTransporte" también se utilizarán para formular recomendaciones sobre cómo descarbonizar el transporte en otros países.
No obstante, probablemente Costa Rica no se convierta en el primer país completamente descarbonizado del mundo. Tres meses después de que Costa Rica presentara su plan, el nuevo Gobierno de Finlandia anunció su intención de convertirse en un país clima neutral para 2035.
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