"Una gran oportunidad para ambas partes"
Un proyecto prepara a refugiados para su capacitación profesional en el campo de la medicina. Visita a un hospital de Essen.
Souaad Al-Samra irradia alegría: "Tengo una gran oportunidad aquí y quiero aprovecharla", dice esta siria de 28 años. "Me encanta ayudar a la gente". Lleva cinco años viviendo en Alemania y desde hace seis meses puede volver a hacer lo que le gusta: trabajar en el campo de la medicina, ayudar a la gente. Está haciendo prácticas en el Hospital Alfried Krupp de Essen. Su objetivo es una formación como asistente de medicina. Ya está asumiendo algunas tareas: "Mido la presión arterial de los pacientes, tomo muestras de sangre y muchas más cosas". Prefiere estar al lado de la cama del paciente que en la oficina; ese es su deseo, y se cumple en el trabajo en el Departamento de Cirugía Vascular y Angiología del hospital.
Su jefe, el Dr. Thomas Nowak, dice: "Es una gran oportunidad para ambas partes y también un enriquecimiento tener a la Sra. Al-Samra como miembro del equipo. Aprende muy rápido y es un buen refuerzo". Le gusta la fuerte orientación práctica de la joven, por lo que el proyecto "Una oportunidad para refugiados" se convierte en una "situación win-win", subraya el Dr. Winfried Hohenhorst, colega de Nowak y médico jefe del Departamento de Otorrinolaringología, Cirugía de Cabeza y Cuello.
Muchas vacantes
El proyecto se lanzó por iniciativa del Colegio de Médicos de Essen. Ya en 2017, los profesionales de la medicina reflexionaron sobre cómo sería posible reducir la escasez de personal en las profesiones sanitarias, por un lado, y dar una oportunidad a refugiados, por otro. "Rápidamente tuvimos buenas conversaciones con la agencia pública de empleo Jobcenter Essen", cuenta el Dr. Matthias Benn, de la Cámara de Médicos de Alemania. En otoño de 2017, se celebraron las primeras entrevistas en formato "speeddating". Hospitales, así como consultorios médicos y refugiados interesados se reunieron para mantener breves charlas. Las solicitudes de empleo clásicas, incluso online, son bastante difíciles de dominar para la mayoría de los refugiados, dice Benn. En su opinión, no hay sustituto para las entrevistas personales y el contacto directo.
Desde 2017, entre 20 y 30 jóvenes han comenzado el curso de preparación profesional cada año. Se trata de prácticas que duran nueve meses. Ya casi 100 mujeres y hombres lo han completado y la mayoría de ellos han iniciado posteriormente una formación profesional. Los primeros graduados ya tienen empleo. El proyecto está ahora abierto también a personas con antecedentes migratorios, aunque no hayan llegado a Alemania como refugiados.
Cuatro días en el hospital, un día en la escuela de formación profesional
Gracias al proyecto, los jóvenes pueden familiarizarse con la descripción del trabajo de asistente de medicina y superar las barreras lingüísticas y otros obstáculos. Esto no es problema para Souaad Al-Samra. "Sólo tuvo que ver cómo extraer sangre unas cuantas veces, y luego ya fue capaz de hacerlo ella misma", relata Thomas Nowak. El trato con pacientes es fácil para ella. En estos primeros nueve meses trabaja cuatro días a la semana en el hospital y un día concurre a la escuela de formación profesional, donde aprende los fundamentos teóricos.
Pero esto también es parte de la historia del proyecto: a pesar de la entrevista previa para conocerse mutuamente, no funciona bien en todas los hospitales y consultorios. "Siempre depende de las personas: ¿cómo viven su profesión el médico y el supervisor?", dice Matthias Benn, de la Cámara de Médicos de Alemania. Y, por supuesto, añade, entre los solicitantes hay quienes, gracias a su talento lingüístico y su carisma, pueden elegir a su empleador, y aquellos para los que se necesita un poco más de esfuerzo a la hora de buscar al formador médico adecuado. Además, hay una amplia gama de opciones: desde el hospital hasta la consulta, desde la obstetricia hasta la gerontología. A veces resulta que alguien está mejor trabajando para un oftalmólogo que para un psicoterapeuta. Pero algo está claro: se buscan auxiliares médicos en todas partes, sólo en la ciudad de Essen hay unos 5.800 puestos de trabajo en este campo, y muchos de ellos están vacantes.
Omar Al Saleh está en punto de conseguir uno de estos empleos. Ha completado los nueve meses de su curso de preparación profesional y ahora está en su primer año de formación. Al principio, se movía constantemente por el hospital con un papel y un bolígrafo, comenta: "Tuve que aprender dos idiomas: el alemán y el lenguaje médico". El joven de 32 años ya conoce la praxis en un hospital de Alepo, en condiciones mucho más dramáticas. Colocar accesos intravenosos, tratar heridas, extraer sangre, etc. Se aprende rápido cuando en medio de la guerra llega una emergencia cada pocos minutos. Sin embargo, lo más importante para Omar Al Saleh es que "puedo volver a hacer algo y trabajar con mis manos". Ahora está aprovechando las viejas experiencias y construyendo un nuevo futuro.
El conocimiento de la lengua árabe es una ventaja
Winfried Hohenhorst, que supervisa la formación del joven, se muestra confiado. "Podemos imaginar que pronto lo tendremos con nosotros para operaciones menores". Al Saleh ya domina el idioma alemán y el vocabulario médico. El hecho de que también sepa árabe es una ventaja para Hohenhorst. "Tenemos muchos pacientes aquí con raíces extranjeras, y si Omar Al Saleh puede intercambiar algunas palabras con ellos en su lengua materna, eso hace que los pacientes se sientan cómodos y nos ayuda mucho".
Matthias Benn, del Colegio de Médicos, también lo considera una de las ventajas del proyecto: "Cada vez tenemos más pacientes con antecedentes migratorios. Si la consulta de un médico aporta al mismo tiempo conocimientos lingüísticos y competencia cultural al equipo, por así decirlo, es una ventaja". De este modo, la chance para el refugiado se convierte también en una oportunidad para los que llevan más tiempo viviendo en Alemania.