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Wellness y salud: buenas razones que atraen a Alemania a numerosos visitantes
Sobre wellness y salud
El castillo de Neuschwanstein, el Mar del Norte y los Alpes, la Isla de los Museos de Berlín o la cerveza alemana: hay muchas buenas razones para viajar a Alemania. El número de visitantes extranjeros aumentó en 2012 un ocho por ciento. Algunas razones de ello no están todavía en todas las guías turísticas. Sus nombres: prevención, regeneración, medicina y wellness. El creciente atractivo que ejercen sobre los visitantes extranjeros se explica por un lado por una mayor sensibilización global en relación con los temas de la salud; por otro, porque en Alemania el cuidado de la salud y la rehabilitación de enfermedades tienen una larga tradición. En Baden-Baden, por ejemplo, ya los romanos habían construido instalaciones de aguas termales, visitadas más tarde también por la nobleza rusa. Heiligendamm, a orillas del Mar Báltico, fue el primer balneario marino, creado en 1793 y considerado la “cuna de la arquitectura de balneario”, en el que muy pronto comenzó a darse cita la nobleza europea.
Prácticamente todos los más de 350 spas y estaciones hidrotermales de Alemania tienen una larga e ilustre historia y todos cumplen con las condiciones imprescindibles para ser reconocidos oficialmente como lugares de fomento de la salud: por lo menos aire puro, fango, barros medicinales, cretas; gases curativos, como el radón; aguas termales, salinas, minerales o marinas y naturalmente, un personal médico excelentemente formado. Solo así se obtiene la habilitación como spa o estación hidrotermal. La periodista médica norteamericana Lynn Payer dice que la confianza en el poder curativo de la naturaleza es una herencia del Romanticismo. Payer analizó las diferencias culturales entre los sistemas de salud de diferentes países y no halló ningún otro en el que la recuperación y los tratamientos balneoterapéuticos desempeñaran tan importante papel. Es una singularidad con la que Alemania despierta gran confianza en esas disciplinas, que hoy incluyen también numerosas ofertas de wellness: yoga a orillas del Mar Báltico, senderismo en la región de Allgäu, tratamientos antiestrés en la región de Westerwald y las probadas cualidades de una cocina sana que hace realidad la “vitalidad para gourmets”. El wellness siempre forma parte naturalmente de todo tratamiento terapéutico y ambos son protagonistas centrales de una cadena de prestaciones que cobra creciente importancia: el turismo de la salud.
En Alemania son tratados por año unos 77.000 pacientes extranjeros de 171 países en régimen estacionario y unos 115.000 en forma ambulante, con tendencia a aumentar. El sistema de salud alemán ocupa el cuarto lugar entre los mejores del mundo. “Med in Germany” es sinónimo de “calidad de atención médica al más alto nivel, progreso técnico e innovación”, dice Jens Juszczak, economista de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Bonn-Rhein-Sieg, que investiga desde hace años el tema “turismo de la salud”. Juszczak sabe qué estiman particularmente los pacientes extranjeros: “La excelente atención por parte de renombrados especialistas, complementada con magníficas ofertas en las áreas de la prevención de salud y la rehabilitación”. Lo que ello significa concretamente lo explica el Centro Nacional Alemán de Turismo en su catálogo de “viajes de salud”: las especializaciones más modernas y una atención óptima. Un ejemplo es el Centro Cardiológico Alemán de Múnich, en el que la cardiología y la cirugía cardiovascular están organizadas interdisciplinariamente de tal forma que “prácticamente pueden ser tratados todos los casos, hasta los más difíciles”. Otro ejemplo es la Clínica Médica y Policlínica III del Hospital de Clínicas Carl Gustav Carus, de Dresde, uno de los mejores centros de atención de la diabetes en Alemania, que cuenta con la primera cátedra de Prevención de la Diabetes en Europa. También es de destacar el departamento de Hematología, Oncología y Reumatología de Hospital Clínico de Heidelberg, cuyo director es el Prof. Dr. Anthony D. Ho, uno de los más reconocidos expertos, que creó y dirigió también centros de transplantes de células madre en Canadá y Estados Unidos. El hospital Charité, de Berlín, goza de gran prestigio internacional en, entre otras, las áreas de la neurooncología, la neurocirugía vascular y la neurocirugía espinal. Se trata solo de algunas de las excelentes prestaciones médicas sobre las que Alemania basa su fama internacional. De gran demanda gozan también las áreas de la ortopedia, la medicina interna, la cirugía general y visceral, la cirugía de accidentes y ortopédica, la cardiología y la oncología.
Las clínicas se han adaptado a los deseos de los pacientes extranjeros, ofreciendo información en varios idiomas, salas de oración, intérpretes, alojamiento para familiares, menús especiales adaptados a diferentes culturas, canales de televisión de todo el mundo y personal que habla el idioma de los pacientes y los asiste. A ello se agregan ofertas de turismo médico todo incluido. Pacientes que se hallan en Alemania para una operación, asesoramiento o control médico pueden combinar su estadía con ir de compras, realizar visitas turísticas guiadas y tratamientos de rehabilitación o wellness. En todos lados se sentirán comprendido y bienvenidos. En Baden-Baden, por ejemplo, destino muy popular entre los visitantes de la CEI, prácticamente no existe ningún spa en el que no se hable ruso.
Aunque su número se ha multiplicado por cinco en siete años, las clínicas alemanas son muy populares no solo entre pacientes de los países de la CEI. Estos comparten los primeros puestos de pacientes extranjeros no pertenecientes a la Unión Europea con visitantes de Estados Unidos y los países árabes. La mayoría absoluta de turistas de la salud está conformada por visitantes de los Países Bajos, Francia, Austria, Polonia y Bélgica. Lo que todos los quienes van a Alemania por motivos médicos deberían llevarse a casa son recuerdos con efectos sostenibles: distensión, recuperación y buena salud.