Leipzig es diferente
Ciudad de la música, el comercio y la cultura: Leipzig celebra en 2015 el aniversario de su primera mención documental hace 1000 años.
Leipzig es diferente. Es diferente, por ejemplo, de Berlín y Dresde, con las que la ciudad comercial y universitaria de Leipzig forma un triángulo geográfico y mantiene una intensa relación. Leipzig es la ciudad más grande del Estado federado de Sajonia y, con sus 550.000 habitantes, se encuentra muy cerca de Dresde, lo que es parte del orgullo de Leipzig. Leipzig crece en alrededor de 10.000 habitantes al año y sus líderes políticos esperan alcanzar pronto la marca de 600.000 habitantes.
Leipzig es antigua. En 2015, la ciudad celebra su primera mención documental hace 1000 años. Leipzig es moderna. Se nota en el centro de la ciudad, donde muchos jóvenes se trasladan a pie o en bicicleta. Esto se debe a su universidad, cuyos cursos e institutos están dispersos por toda la ciudad y a menudo escondidos detrás de fachadas históricas del siglo XIX. El comedor universitario está situado en la neurálgica plaza Augustusplatz.
Leipzig es el sitio en que se cruzan antiguas rutas comerciales. Desde tiempos inmemoriales Leipzig es una ciudad comercial, como lo atestiguan los antiguos patios feriales en el centro de la ciudad. Pero hace mucho tiempo la feria se trasladó a salas modernas situadas en las afueras. Aquí continúa la tradición, asegurándose un lugar entre las grandes ciudades feriales de Alemania. A los patios feriales se suman nuevas naves de producción. BMW y Porsche han instalado plantas y atraen a empresas de la industria auxiliar del automóvil. Leipzig es una ciudad automotriz.
Pero Leipzig no es solo todo eso. En Leipzig esto se combina con un espíritu muy particular. Para los ciudadanos de Leipzig no hay duda de que la revolución pacífica que condujo a la unidad alemana, sólo podía haber surgido en Leipzig. El 9 de octubre 1989, el día que 70.000 manifestantes marcharon por el centro de Leipzig y marcaron el inicio de la revolución es una fecha particularmente importante en la memoria para sus ciudadanos. La escena política en Leipzig es más animada que en otras partes de Sajonia. Varias veces al año grupos autónomos de izquierda llaman la atención pública. También los extremistas de derecha formulan sus consignas. Pero eso no es la Leipzig como se manifestó a principios de 2015. Cuando un grupo de insatisfechos salió a la calle en contra de la supuesta “islamización de Occidente”, los contra-manifestantes estaban siempre en la mayoría.
Pero, quien piensa en Leipzig, no piensa primero en política. Leipzig es un lugar para vivir y trabajar. Y la música es parte de la vida. Richard Wagner y Hanns Eisler nacieron aquí. Johann Sebastian Bach trabajó muchos años en Leipzig, así como Felix Mendelssohn Bartholdy, Edvard Grieg, Gustav Mahler, Clara y Robert Schumann. Todos ellos han dejado su impronta. Durante 27 años Bach dirigió el Coro de Santo Tomás, que con su tradición de 800 años es uno de los más antiguos y probablemente uno de los mejores coros de niños del mundo. Todos los sábados se los puede escuchar en la Iglesia de Santo Tomás. La Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig juega en la misma liga que la Filarmónica de Berlín y la Staatskapelle de Dresde.
Pero la alta cultura no es todo. La oferta musical en Leipzig es muy amplia – clásica, música, rock, pop, jazz, folk y mucho más. En la ciudad hay al menos 13 orquestas. A esto se suman festivales, como el Wave-Gotik para Pentecostés con más de 20.000 visitantes. Leipzig se caracteriza también por sus numerosos teatros independientes. Los visitantes tienen a veces que preguntar para encontrarlos. La “Schaubühne”, por ejemplo, se ha instalado en un viejo salón de baile y combina teatro, danza moderna, cine y bar. En una antigua fábrica de algodón, allí donde el gran artista contemporáneo alemán Neo Rauch tiene su taller, artistas plásticos y artesanos han encontrado un lugar de trabajo y permiten que los visitantes observen mientras trabajan.
Leipzig cambia. Barrios enteros, como Plagwitz, que amenazaban derrumbarse, cambian de cara. En la rehabilitación de estos distritos desempeñan un papel muy importante las llamadas “Wächterhäuser”. Son antiguos edificios casi en ruinas situados especialmente en grandes avenidas, para los cuales una asociación desarrolla conceptos de rehabilitación como viviendas u oficinas. No solo cambian las casas sino también su entorno: surgen cafés, tiendas y vivienda asequible.
Leipzig es también una ciudad de compras para mucha gente de fuera. Los trenes de cercanías tienen parada en pleno centro de la ciudad, el cual solo mide 800 por 800 metros. En los antiguos patios feriales restaurados se han abierto pequeñas tiendas y boutiques. Y quien se canse de tantas visitas turísticas y compras puede pasear por el inmenso Clara-Zetkin-Park o viajar en barco por el Cospudener See. Es una zona de lagos renaturalizada al sur de Leipzig que es parte de “Neuseenland”. Sobre la antigua mina de lignito se ha creado un área recreativa acuática.
Desde Berlín se llega a Leipzig en una hora de tren. Desde Dresde a veces se tarda más. Pero Leipzig es una ciudad que merece conocerse más que en una visita de un día, es un destino turístico por sí mismo. Leipzig es diferente. ▪