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El diplomático del hidrógeno

Quentin Blommaert dirige la oficina diplomática alemana del hidrógeno en Arabia Saudí y aboga por una economía energética climáticamente neutra.

Luca Rehse-KnaufLuca Rehse-Knauf, 06.06.2024
Quentin Blommaert dirige la Oficina Diplomática del Hidrógeno en Riad.
Quentin Blommaert dirige la Oficina Diplomática del Hidrógeno en Riad. © Lutz Jäkel/laif

Les encanta la creación de redes internacionales: te presentamos a algunas personas que promueven las cooperaciones de Alemania en todo el mundo. Porque las tareas globales solo pueden afrontarse unidos.

Ir en bicicleta al trabajo en Riad, la capital de Arabia Saudí, es un desafío considerable. Las temperaturas diarias en verano superan los 40 grados centígrados, dificultando enormemente la práctica de esta actividad para quienes la disfrutan. Quentin Blommaert, quien extraña la bicicleta que dejó en su Bélgica natal, señala que se están introduciendo nuevas rutas de autobús y que pronto se inaugurará una red de metro en Riad, lo que contribuye a que se sienta a gusto en la ciudad. Para él, la sostenibilidad no solo es crucial en su trayecto al trabajo, sino también en su trabajo: dirige la Oficina Diplomática Alemana del Hidrógeno en Arabia Saudí.

El hidrógeno juega un papel crucial en la transición energética alemana. Sin ella, dice Blommaert, los objetivos de descarbonización no serán tan fáciles de alcanzar. Por ello, Alemania ha desarrollado una estrategia del hidrógeno. Por encargo del Ministerio alemán de Asuntos Exteriores, la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH está ampliando la cooperación energética con países clave. En las oficinas diplomáticas del hidrógeno de países como Angola, Kazajstán, Kenia, Colombia, Nigeria, Omán, Ucrania y Arabia Saudí, se fomenta activamente el diálogo con socios estratégicos. El objetivo es una industria energética más amplia y con menos emisiones de CO2. En definitiva, este es el rumbo hacia una economía mundial climáticamente neutra.

El Ministerio alemán de Asuntos Exteriores ha puesto en marcha el proyecto “H2-diplo”.
El Ministerio alemán de Asuntos Exteriores ha puesto en marcha el proyecto “H2-diplo”. © Lutz Jäkel/laif

Idioma y energía

Una gran tarea para un pequeño equipo. La oficina “H2-diplo” gestionada por la GIZ se encuentra en el norte de Riad, en el distrito de Al Arid. En la segunda planta de un discreto edificio de oficinas, Blommaert trabaja con su colega y asesor de la GIZ, Faris Alanezi, en asuntos de política energética exterior y diplomacia del hidrógeno. ¿Qué se esconde bajo estos grandes términos? Las oficinas diplomáticas del hidrógeno facilitan el diálogo sobre políticas climáticas con las instituciones locales. Desarrollan análisis y documentos informativos sobre cuestiones geopolíticas y de política energética exterior, además de asesorar a empresas y organizar charlas y foros de debate. La diplomacia, como arte de la negociación, vive del diálogo.

Blommaert tiene facilidad de palabra. Estudió filología moderna, es decir, lingüística, en Bélgica y más tarde obtuvo un máster en Administración de Empresas con especialización en energías renovables en Alemania. “Idioma y energía, me parece una buena combinación. Trabajo como una especie de filólogo de la energía”, señala Blommaert. La intersección entre la elocuente política y diplomacia, y la economía energética técnica y la ciencia, es esencial. “Nos encontramos en un momento crucial a nivel mundial donde la comunicación global es indispensable. Es fundamental entender a fondo a los demás países y reconocer sus necesidades. Y eso sólo puede conseguirse a través del diálogo”.

Diplomacia significa hablar con los demás
Diplomacia significa hablar con los demás © Lutz Jäkel/laif

Una cooperación necesaria

El abastecimiento energético es una cuestión geopolítica. Esto es crucial debido a la desigual distribución de los recursos a nivel mundial. Países como Alemania no pueden satisfacer sus propias necesidades energéticas solo con recursos nacionales. Arabia Saudí cuenta con abundantes recursos naturales: hidrocarburos, petróleo y gas en el subsuelo, así como metales preciosos y semipreciosos. En la superficie, dispone de enormes cantidades de radiación solar, fuertes vientos, vastas extensiones de tierra y una baja densidad de población, lo que ofrece un amplio espacio para plantas de energía verde. “Se trata de una combinación muy complementaria. “Un país altamente industrializado pero con escasez de recursos energéticos, como Alemania, se encuentra con un país proveedor rico en energía y con vastos conocimientos en el sector, como Arabia Saudí”, afirma Blommaert.

Los recursos pueden ser de distinta naturaleza. Con su excepcional panorama de investigación, Alemania puede generar valor añadido en numerosos sectores industriales, señala Blommaert. Un pilar fundamental del enfoque cooperativo de las oficinas “H2-diplo” es el uso eficiente de los recursos disponibles, tanto materiales como inmateriales. Arabia Saudí se beneficia de la vasta experiencia alemana en investigación e industria. El país, reconocido como un gigante del petróleo, aspira a convertirse en un líder en el sector de la energía verde. Empresas alemanas también están colaborando en este esfuerzo. En la oficina diplomática del hidrógeno se inician estas colaboraciones. 

A Quentin Blommaert le gusta vivir y trabajar en Riad.
A Quentin Blommaert le gusta vivir y trabajar en Riad. © Lutz Jäkel/laif

Quentin Blommaert se siente a gusto en Riad. Sin embargo, la mudanza implicó un cambio en varios aspectos, incluyendo los hábitos alimentarios. En un país con escasez de agua como Arabia Saudí, uno no debería cocinar demasiada pasta, afirma Blommaert. Ya que al final se acaba desperdiciando el agua. Es preferible optar por alimentos que absorban agua, como el arroz, el cuscús o el bulgur. Blommaert prefiere consumir alimentos regionales y de temporada, y también desea adaptarse a la gastronomía del país en el que reside. Cuando visita Europa, Blommaert puede disfrutar de dos cosas que extraña: su motocicleta y la pasta.