Alemania desde el aire

Gerhard Launer tiene 47 años de experiencia como fotógrafo aéreo. Ha pasado alrededor de 14.000 horas en el aire y ha recorrido 2,6 millones de kilómetros. En esta entrevista, nos habla de cómo percibe Alemania desde el aire.

Señor Launer, ¿qué es lo que más le fascina de la fotografía aérea?
Se pueden observar formas en el paisaje, patrones que solo se aprecian desde la vista de pájaro. A lo largo de los años, desde el avión he podido observar muchos cambios. Por ejemplo, en la cuenca del Ruhr, donde antiguas zonas mineras se han transformado en espacios de cultura industrial o parques paisajísticos. Aunque también he visto cambios negativos, como la muerte de árboles o la destrucción de bosques enteros, por ejemplo, a causa del huracán Kyrill. Si tuviera que elegir un lugar favorito para fotografiar, sería el mar de Frisia. Los constantes cambios por las mareas, las estaciones del año o el clima hacen que sea casi imposible capturar la misma imagen dos veces de manera idéntica.

¿Cómo se convirtió en fotógrafo aéreo?
Mientras estudiaba diseño gráfico, me saqué la licencia de piloto privado, porque volar era mi pasión. Durante mis estudios, me especialicé en fotografía. Así se me ocurrió combinar mi pasión por volar con mi profesión, y obtuve la licencia de piloto comercial necesaria para ello. Desde 1977 me dedico a la fotografía aérea.

Usted tomó la decisión consciente de fotografiar Alemania desde el aire. ¿Por qué?
Durante un tiempo, también sobrevolé algunas zonas de Estados Unidos. Principalmente parques nacionales en Arizona y Utah, que me fascinaban por su inmensidad y sus formaciones naturales. Pero precisamente por eso, cada vuelo sobre Alemania me hacía darme cuenta de lo hermoso, diverso y variado que es mi país, todo en un espacio relativamente pequeño.

¿Hay algún momento especial que haya vivido en uno de sus vuelos y que le gustaría compartir con nosotros?
Tuve una experiencia realmente especial mientras fotografiaba el bosque de Turingia con sus colores otoñales, cuando, de repente, vi un enorme grupo de cigüeñas volando bajo mi avión. Me dio la impresión de que eran más de 100, probablemente agrupándose para seguir su viaje hacia el sur. Ver cómo cambiaban constantemente sus formaciones fue realmente fascinante.