Cambio de actitud tras el desastre
¿Qué ha cambiado cinco años después del derrumbe de fábrica textil Rana Plaza en Bangladesh? Un gerente de proyecto de GIZ informa al respecto.
Alemania. El derrumbe de fábrica de Rana Plaza, cerca de Dhaka, en abril de 2013, hizo que el mundo se diera cuenta de las peligrosas condiciones de trabajo en la industria textil mundial. En esa catástrofe murieron más de 1100 personas. Pero ya mucho antes la cooperación alemana para el desarrollo venía prestando atención a los problemas de Bangladesh. Jochen Weikert es experto responsable de un proyecto de la Sociedad alemana para la cooperación internacional (GIZ).
Sr. Weikert, la GIZ se viene comprometiendo ya desde finales de los años 1990 con estándares sociales en la industria textil en Bangladesh. ¿De qué modo han logrado mejorar la situación?
Hemos contactado directamente a los trabajadores, a fin de sensibilizarlos sobre sus derechos. Hemos alcanzado a 200.000 personas en nuestros cafés para mujeres, fuera del lugar de trabajo, donde las trabajadoras pueden hablar y aprender más sobre sus derechos. También trabajamos con asociaciones industriales para mejorar la situación en más de 1000 fábricas, por ejemplo con el marcado de vías de evacuación y ropa de seguridad. Además, hemos capacitado a inspectores que examinan los centros de trabajo.
¿Dónde se comprueban aún déficits?
Aparte de los estándares mínimos sociales, los problemas medioambientales son los más acuciantes. El nivel de las aguas subterráneas desciende cada vez más debido a la extracción de agua por parte de la industria textil. Esto afecta ya hoy el suministro de agua potable. Las aguas industriales contaminadas no son purificadas, o solo insuficientemente. Por eso, GIZ respalda a la industria en materia de medidas para un entorno saludable y una mayor eficiencia de recursos. Más de 300 fábricas ya han mejorado significativamente sus estándares medioambientales.
¿Qué estándares cumplen hoy las buenas fábricas en Bangladesh?
Son similares a las buenas fábricas en Alemania: limpias, ordenadas y estructuralmente seguras. Son inspeccionadas periódicamente. También cuentan con una eficaz representación de los trabajadores, y la jornada laboral es inferior a diez horas. Los trabajadores ganan más de lo que establece el salario mínimo legal. Pero el gran problema sigue siendo la cobertura social: no existe seguro de accidentes, salud o desempleo.
El derrumbe de la fábrica Rana Plaza 2013 fue un trascendental suceso. ¿Se preocupa alguien hoy por las víctimas?
Por encargo del Ministerio Federal de Desarrollo, GIZ ayudó a más de 500 personas afectadas a comenzar una nueva vida después de Rana Plaza, por ejemplo, mediante cursos de reciclaje. El establecimiento de una escuela de ortopedia situada a pocos minutos de la fábrica derrumbada fue particularmente eficaz. Mientras que hasta entonces las prótesis debían importarse del extranjero a un alto costo, ya hay tres clases registradas de empresas técnicas locales de ortopedia. Ayudan no solo a las víctimas de Rana Plaza, sino a toda la población del país.
Entrevista: Rolf Obertreis