Cerveza artesanal
La cerveza artesanal está en boca de todos. En Alemania, cada vez más cerveceros innovadores apuestan por excelentes cervezas fuera de los circuitos tradicionales.
Huele exquisitamente a chocolate y arándano, pero tiene un contenido de alcohol del 7,5 por ciento, lo que hace que también muchos hombres estén fascinados por esta cerveza supuestamente para mujeres. Incluso a pesar de que es servida en copas de vino y viene en botellas bastante glamurosas, con etiquetas rosadas. Una buena cerveza es una buena cerveza. Y lo que las cuatro jóvenes cerveceras de Alta Franconia ofrecen como edición invernal de su cerveza para mujeres “Holladiebierfee” es incluso más que eso. Es un excelente ejemplo de una tendencia que también se ha impuesto en Alemania: la cerveza artesanal.
De la cerveza artesanal se hacen solo pequeñas cantidades de excelente calidad, recurriendo a recetas a veces antiguas, pero siempre especiales. Y siguiendo las reglas de la mejor artesanía, en pequeñas cervecerías mayormente independientes, que actualmente conforman más del 90 por ciento de las 1.339 cervecerías que existen en Alemania. En consecuencia, la variedad de cervezas es enorme. Una de las razones es que los pequeños productores regionales no tienen por qué tomar en consideración el gusto masivo y por lo tanto están en condiciones de desarrollar todo su potencial creativo. Un buen ejemplo es la cervecería Riedenburger Brauerei, Altmühltal, que ya en 1994 comenzó a hacer cerveza ecológica. El mundo de la cerveza le debe especialidades hechas sobre la base de granos primitivos, como el trigo escaña, el farro y la espelta. Y desde 2013 también la “Dolden Sud”, una india pale ale biológica que actualmente hace carrera como cerveza hipster.
No solo en el sur de Alemania y fuera de las ciudades se hacen cervezas fuertes y singulares. En particular Berlín se está transformando crecientemente en la capital del movimiento de la cerveza artesanal alemana. Un buen ejemplo es la cervecería Vagabund Brauerei, fundada por tres maestros estadounidenses y Johannes Heidenpeter, un artista alemán que hace y sirve cerveza en el sótano del local “Markthalle Neun”, en el barrio de Kreuzberg. La preferida del público es la “Thirsty Lady”, un cerveza con un dejo de fruta, clara y ligera.
También eso es una característica especial de las nuevas cervezas: tienen carácter y sabor a terruño. Y algo que no se espera de las sólidas cervezas convencionales alemanas: glamur, excentricidad y el excitante aroma de la rebelión.
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