La tendencia a compartir
La tendencia global a compartir es cada vez más popular también en Alemania - y puede trasformar sectores enteros.
Ya sean automóviles, herramientas, huertas o cocineros: la cultura del compartir es cada vez más popular en Alemania. Lo que empezó como una tendencia social en el área de informática, ha crecido hasta convertirse en un nuevo sector. "Es una tendencia global, que se observa cada vez más en Alemania", resalta el investigador de la organización Ayad Al-Ani.
La "sharing economy" surgió en la primera década del siglo XXI en el sector de TI. Se trataba de compartir recursos informáticos. Solo más tarde esta economía se trasladó a objetos de uso, como coches, bicicletas, vestimenta y viviendas.
Son principalmente los jóvenes quienes recurren a estos económicos servicios de préstamo. En plataformas como "Kleiderkreisel" intercambian faldas y pantalones, pasan sus vacaciones gracias a "couchsurfing" en casas de extraños o piden prestado por unas horas el taladro eléctrico a la vecindad. A muchos también les mueve el deseo de ahorrar recursos escasos y actuar de forma ecológicamente correcta.
Un nuevo modelo de negocio
Ya hace tiempo que las empresas descubrieron la nueva tendencia, por ejemplos la industria del automóvil con el lucrativo mercado del coche compartido. La federación alemana Carsharing habla de una nueva "cultura de la movilidad" y observa un creciente interés de los automovilistas en Alemania. Así, a principios de 2015 ya más de un millón de participantes estaban registrados en alguno de los 150 proveedores de estos servicios. A escala nacional, en 490 ciudades y pueblos alemanes existen ofertas de "car sharing", 110 más que el año pasado.
"Es una comercialización de este movimiento", observa el investigador Al-Ani. Pero en vez de "sharing economy" habría que hablar de "rental economy". Porque las empresas de coche compartido, servicios de taxi e intermediadores de viviendas exigen dinero por sus servicios. Además, con sus modelos de negocio compiten con tradicionales proveedores, como compañías de taxis y hoteles.
"Este mecanismo de compartir bienes y servicios es muy interesante desde el punto de vista económico y ecológico", añade Al-Ani. Es que el taladro de percusión se necesita en promedio solo unos 20 minutos al año y los coches se encuentran casi siempre aparcados en la ciudad. "La pregunta es, si se trata de un nuevo sector económico, dice el investigador mirando hacia el futuro.