"Se necesitan mujeres"
Religiones por la Paz: la Ministra de Estado Michelle Müntefering sobre la importancia de la religión para la paz.
Sra. Ministra de Estado Müntefering, desde hace algunos años el Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania hace participar cada vez más a representantes de la religión en el diálogo. ¿Qué puede aportar la religión a la política exterior?
La política exterior no solo significa que los Estados colaboran, sino también que las personas se entienden y se comunican entre sí. No todas las personas son creyentes. Tampoco la fe o la falta de ella determinan si uno es una persona buena o mala. Pero el hecho es que casi el 85 por ciento de la población mundial siente que pertenece a una religión. Las comunidades religiosas forman parte de la sociedad, tienen influencia e influyen en el discurso social. Es un derecho humano pertenecer, o no, a una religión. El derecho humano a la libertad de religión está en peligro, como muestra el reciente informe sobre la situación mundial de la libertad de religión.
Los líderes religiosos tienen responsabilidad, y muchos de ellos en todo el mundo se comprometen a garantizar que la religión una a las personas, no las divida. Esto es importante. Una mirada a la historia muestra que las religiones han sido instrumentalizadas una y otra vez. Incluso ahora estamos presenciando con dolor, entre otros casos en Europa, cómo asesinos utilizan la religión por sus ideologías inhumanas. Pero el odio no es compatible con ninguna religión del mundo. Por esta misma razón es importante mostrar lo que la religión y las comunidades religiosas significan para la convivencia. Nos gustaría centrarnos en el poder pacificador de la fe, la caridad y la solidaridad y construir puentes entre países. Porque la fe no conoce fronteras. Eso puede ayudar. Concretamente, en el Ministerio de Relaciones Exteriores deseamos aprovechar nuestra labor para dirigirnos a las comunidades religiosas en lo que hace a su responsabilidad por la paz, para comprender mejor su posible influencia y fortalecer su potencial constructivo.
En 2020, uno de los temas centrales será "Mujeres, fe y diplomacia" ("Women, Faith, and Diplomacy"). Este tema está relacionado con la Resolución 1325 de las Naciones Unidas, que establece que las mujeres deben ser incluidas en igualdad de condiciones en las negociaciones de paz, la resolución de conflictos y la reconstrucción. ¿Cómo puede el Ministerio de Relaciones Exteriores promover la participación en estas áreas?
Se necesitan mujeres. Desafortunadamente, incluso hoy en día rara vez ocupan posiciones de liderazgo en las comunidades religiosas. Sin embargo, son responsables de una gran parte de las tareas de orientación social. Especialmente ahora, en tiempos de pandemia, era importante para nosotros fortalecer la cohesión social y, con este fin, promover pequeños proyectos muy concretos de parroquias alemanas a escala mundial. Por eso hemos creado un fondo no burocrático, que da apoyo, por ejemplo, a hogares de ancianos en Helsinki o servicios digitales para jardines de infantes en Tel Aviv. A menudo han sido y siguen siendo las mujeres las que mantienen la actividad en marcha en estas áreas. Pero aquí también necesitamos enfoques mucho más auténticamente apropiados de género. También se necesitan iniciativas para poner más de relieve las contribuciones de la mujer en la fe y la diplomacia. Tal como lo hace ahora Religions for Peace.
La organización interreligiosa Religions for Peace se ha convertido en un importante socio del Ministerio Federal de Relaciones Exteriores. ¿Cómo colaboran?
Religions for Peace tiene una red mundial de representantes religiosos y consejos interreligiosos que realizan una gran labor en sus países, a menudo en condiciones difíciles. Es importante que conozcamos a estos actores y su trabajo de paz y sociopolítico y que colaboremos con ellos.
¿Por qué las mujeres en particular son tan importantes en los procesos de paz, y aún más en relación con la religión?
¿Ha seguido en directo el debate general de las Naciones Unidas este año? A primera vista uno podía tener la impresión de que experimentaba un déjà vu. Se veía una fila interminable de varoniles trajes negros. 20 años después de la adopción de la Resolución 1325 de las Naciones Unidas y 25 años después de la Declaración de Beijing, las voces de las mujeres siguen estando poco representadas en la diplomacia, la política, pero también en el contexto económico y religioso. Sabemos que las mujeres están comprometidas con la paz y los derechos humanos en todo el mundo y que la paz es más estable cuando mujeres participan en la resolución de conflictos. Las mujeres de fe suelen estar a la vanguardia del compromiso social, la mediación y la resolución de conflictos, pero con demasiada frecuencia no son juzgadas por sus ideas o su compromiso, sino por estereotipos o clichés. Necesitamos su perspectiva y sus competencias, también y especialmente en posiciones de liderazgo.
¿Qué mujeres le han impresionado particularmente en este sentido?
En la Conferencia de Seguridad de Múnich de este año tuve la oportunidad de hablar con Hamsatu Allamin, una mujer de Nigeria. Desde que su hijo mayor fue secuestrado por Boko Haram, ha participado activamente como activista de la paz y atiende a las víctimas de la violencia de Boko Haram. Al mismo tiempo, busca el diálogo con antiguos combatientes. Es una de esas mujeres que cree firmemente que la religión constituye una inspiración para la paz y la cohesión, y no para el odio y la exclusión.