Los reyes de las categorías más inusuales a la caza de récords mundiales
¡A los alemanes les encantan los récords mundiales! Si antes la moda eran las actividades de ocio tradicionales como hacer barbacoas o senderismo, ahora los alemanes buscan alcanzar lo superlativo. Los récords mundiales son prácticamente la nueva marcha nórdica, solo que con más sudor, riesgo y la pregunta: ¿a quién se le ocurre algo así? Los alemanes batieron un centenar de récords mundiales en 2024. Entre ellos hay joyas como “el mayor número de latas de bebida aplastadas con el codo teniendo un huevo de gallina crudo en el pliegue del codo” o “el mayor pulpo hecho con globos”.
Muhamed Kahrimanovic, luchador de artes marciales, especialista en pruebas de rompimiento y ya múltiple campeón mundial, se ha especializado en cocos para conseguir nuevos récords. Este especialista en taekwondo los rompe unas veces con un huevo crudo en la mano, otras sobre el estómago de su hija y a veces, incluso, con los ojos vendados. En 2024, destrozó 76 cocos en 30 segundos: un récord mundial y un gran día para todos los aficionados al agua de coco, que no deja de ser una bebida de moda entre los atletas.
Y 2024 fue, sin duda, un año de récords deportivos. Sebastian Steudtner surfeó la ola más grande jamás medida, de 28,57 metros. Jonas Deichmann completó el mayor número de distancias Ironman en 120 días consecutivos. Christin Ziehr completó la caminata sin paradas más rápida alrededor del lago Constanza en 55 horas 15 minutos: nada más y nada menos que ¡260 kilómetros! Lukas Irmler y Friedi Kühne hicieron equilibrio en la slackline más alta del mundo, a 2500 metros y tendida entre dos globos aerostáticos. Tanja Höschele pasó medio día subiendo y bajando de la torre de observación Himmelsglück. Cubrió así un desnivel de 12 900 metros, estableciendo un nuevo récord mundial en subir escaleras en 12 horas.
¿Y qué aprendemos de esto? Ya sean cocos, olas o globos: los alemanes siempre encuentran el nicho adecuado para batir un nuevo récord mundial.