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El “momento Montreal” para la biodiversidad

Alemania trabaja a nivel nacional e internacional para llevar a la práctica el histórico Convenio de Montreal sobre la Biodiversidad. 

Friederike BauerFriederike Bauer , 05.09.2023
Papagayos en México
Papagayos en México © picture alliance / Zoonar

En diciembre de 2022 se produjo en la Cumbre Mundial sobre la Naturaleza COP15 un hito que hasta entonces apenas nadie esperaba: La comunidad internacional adoptó en la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad, celebrada en Montreal (Canadá), un ambicioso acuerdo marco con el fin de proteger las zonas terrestres y marinas y la biodiversidad. Denominado oficialmente “Kungmin-Montreal Global Biodiversity Framework” (GBF), constituye el marco general de la política de biodiversidad de los próximos años, al igual que el Acuerdo de París sobre el cambio climático. El objetivo a largo plazo: de aquí a mediados de siglo, el mundo debe volver a vivir “en armonía con la naturaleza”. Esta visión se fundamenta en 23 objetivos, algunos de ellos bastante específicos, que deben cumplirse para 2030. Alemania trabaja a nivel nacional e internacional para llevar a la práctica el “momento Montreal”. 

El Convenio de Montreal protege las zonas terrestres y marinas 

Entre las disposiciones para la protección de la biodiversidad figura la de declarar el 30% de la superficie terrestre como zona de conservación de la naturaleza. Esto constituyó un hito y significa que las zonas terrestres protegidas tendrán que duplicarse prácticamente y casi cuadruplicarse en el caso de los océanos. Para 2030, el 30% de la superficie terrestre clasificada como degradada deberá estar “restaurada de manera efectiva”. Existen, además, normas sobre pesticidas, especies invasoras, la reducción de subvenciones perjudiciales para la naturaleza y la promesa de destinar más dinero a la biodiversidad. De aquí a 2025 se destinarán 20.000 millones de dólares anuales, y 30.000 millones a partir de entonces, a un nuevo fondo para la Biodiversidad. 

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Tras el acuerdo de Montreal, la ministra alemana de Medio Ambiente, Steffi Lemke, habló de un “acuerdo sólido”, y afirmó que la comunidad internacional había decidido “detener por fin la extinción de especies”. ¿Qué ha ocurrido desde entonces?  

Estrategias internacionales y nacionales para la biodiversidad 

Entretanto, se ha constituido un Fondo para la Biodiversidad destinado a ayudar a los países del Sur Global a llevar a cabo una conservación más eficaz de las especies. Esto es importante, porque la mayor biodiversidad del mundo se encuentra en lugares donde hay menos dinero, por ejemplo en la región amazónica, Kenia o Tanzania.  

El Convenio de Montreal establece que los distintos países traduzcan los objetivos en estrategias nacionales de biodiversidad y apliquen los objetivos en sus países. Alemania ya adoptó una estrategia de este tipo en 2007. En 2024, el Gobierno alemán tiene previsto aprobar una versión revisada, que tenga en cuenta los objetivos de Montreal.  

De cara a apoyar a otros países en el desarrollo de sus propias estrategias nacionales de biodiversidad, Alemania, junto con otros países, ha puesto en marcha una iniciativa de aplicación, la NBASP Accelerator Partnership. Para ello, el Gobierno alemán prometió un total de 29 millones de euros. 

Alemania es uno de los mayores donantes de fondos para la biodiversidad  

Alemania quiere incrementar en general su gasto internacional en biodiversidad. El canciller alemán Olaf Scholz anunció un aumento, de unos 750 millones de euros actuales a 1.500 millones de euros a partir de 2025. Esto incluye fondos para grandes reservas naturales, como Gunung Leuser en Indonesia, Gonarezhou en Zimbabue, así como por ejemplo, fondos para la protección de la selva tropical brasileña a través del llamado Fondo Amazonia. Alemania lleva años siendo uno de los mayores donantes mundiales para proyectos de biodiversidad.  

Selva tropical en Brasil
Selva tropical en Brasil © picture alliance/dpa

A pesar de ello, aún faltan cuantiosos fondos para recaudar los 20.000 millones de dólares anuales para el nuevo Fondo de Biodiversidad previsto sólo en el Convenio de Montreal. Según cálculos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la suma de todos los compromisos internacionales en materia de biodiversidad fue de unos diez mil millones de dólares en 2020.  

Asimismo, aún queda mucho por hacer en cuanto a la declaración de zonas de conservación de la naturaleza adicionales, un elemento central del acuerdo. Son importantes, porque así se preserva la naturaleza y se puede crear una importante “barrera contra el estrés”, como dice Johan Rockström, director del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático. Si por el contrario, la naturaleza se ve sometida a presión, ya no podrá cumplir esta función y frenar además el calentamiento global absorbiendo el CO2 en bosques y zonas pantanosas. Por ello, afirma Rockström, es crucial volverse “positivo para la naturaleza” lo antes posible. 

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