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“Un nuevo clímax de tensión”

Achim Steiner, director del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo UNDP, nos habla de crisis mundiales y del papel de Alemania en las Naciones Unidas. 

Friederike BauerFriederike Bauer , 05.09.2023
Achim Steiner, director del UNDP
Achim Steiner, director del UNDP © picture alliance / Pacific Press

Señor Steiner, en la actualidad estamos viviendo más conflictos que en ningún otro momento desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuál de ellos es el que más le preocupa?
Ciertamente, existen muchos puntos conflictos en el mundo en estos momentos; estamos asistiendo a un nuevo clímax de tensión. Una cuarta parte de la población mundial vive en países o regiones en las que existe algún tipo de conflicto. Y cada uno de ellos tiene su propia dureza, especialmente para las personas afectadas. Es difícil mencionar uno que sea especialmente grave.  

En Europa, muchos tienden a valorar la guerra de Ucrania como especialmente grave. ¿Se trata de una perspectiva sesgada?
Por supuesto que la guerra en Ucrania acarrea consecuencias geopolíticas y geoeconómicas, que multiplican a su vez sus efectos negativos. Esto empieza por cuestiones de seguridad energética y alimentaria y termina con una confrontación de poder y política ,que recuerda a la Guerra Fría. Esto hace que esta guerra sea especialmente dolorosa. Pero hay un rasgo común a todos los conflictos y es que frenan el desarrollo o incluso lo revierten. Tomemos como ejemplo Yemen: tras ocho años de guerra civil, el balance es devastador. Según nuestras estimaciones, esto ha supuesto para el país un retroceso de un cuarto de siglo.  

Al margen de la multitud de crisis, las democracias de todo el mundo también se encuentran amenazadas. ¿Qué supone esto para su trabajo?
Es algo que personalmente lamento mucho, porque al igual que la mayoría de la gente, prefiero vivir en una democracia. Pero dividir el avance del desarrollo en democracias exitosas aquí y autocracias fracasadas allá es quedarse corto. Precisamente algunas de las democracias más consolidadas han sufrido importantes retrocesos, polarizaciones y también una creciente desigualdad social en los últimos años. Por otra parte, se han producido avances realmente impresionantes en el desarrollo de sistemas menos “libres”. 

Seguir pintando las cosas en blanco y negro no ayuda necesariamente. En las Naciones Unidas siempre estamos comprometidos con la protección de los derechos humanos y, sin embargo, a menudo tenemos que trabajar en lugares donde la realidad no se ajusta a las normas y convenciones de la ONU. A pesar de todas las contradicciones, la ONU lleva más de 75 años consagrada a los valores fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas, así como al cumplimiento del derecho internacional, ya sea en lo relativo a los refugiados, el medio ambiente, los niños y los jóvenes o el desarme. 

Firma de la Carta de las Naciones Unidas en junio de 1945
Firma de la Carta de las Naciones Unidas en junio de 1945 © picture alliance / akg-images

Hablemos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El balance en el ecuador de la Agenda 2030 es preocupante. Dada la situación actual en el mundo, ¿los objetivos han perdido su importancia?
No. Y pensar así creo que es un gran error. Porque los 17 objetivos acordados en la Asamblea General de 2015 reflejan los grandes riesgos que nos acechan. Y seguirán existiendo aunque abandonáramos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Constituyen un buen marco para todos los países del mundo. Estoy convencido de que su coherencia se mantendrá en el futuro.  

¿A qué se debe que hasta ahora sólo se haya alcanzado el 15% de los objetivos principales y secundarios?
Las diversas guerras y la pandemia de covid nos han hecho retroceder. 

Los ODS tampoco se desarrollaron según lo previsto antes de la pandemia.
Es cierto. Porque muchas cosas simplemente se han retrasado y se ha esperado demasiado. Tomemos la protección climática. Sabemos desde hace unas tres décadas, que se trata de una amenaza que hay que tomarse en serio. A pesar de ello, seguimos subvencionando fuertemente los combustibles fósiles, que han alcanzado un nuevo récord en 2022, naturalmente también a causa de la guerra en Ucrania.  

¿Ve actualmente algún ámbito en el que se esté progresando?
Desde luego, y además varios. Me gustaría poner un ejemplo: Una vez más a causa de la pandemia y de la guerra en Ucrania, estamos asistiendo a un crecimiento exponencial de las inversiones en energías renovables, que probablemente de otro modo no se hubieran producido a la misma velocidad. Entretanto, hay una serie de países del Sur Global que registran unos resultados impresionantes: Uruguay cubre el 95% de su abastecimiento eléctrico con fuentes renovables, Kenia el 92% y Brasil el 70%. Esto significa que estos cambios, las transiciones, ya se están produciendo. Pero las reticencias iniciales fueron demasiado grandes.  

El secretario general de la ONU, Guterres, conversando con el director del UNDP, Steiner
El secretario general de la ONU, Guterres, conversando con el director del UNDP, Steiner © picture alliance/KEYSTONE

Alemania celebra en 2023 su ingreso en la ONU hace 50 años. ¿Cómo describiría el papel de la República Federal en la ONU?
Alemania es un socio reconocido y en estos tiempos de crisis también ha demostrado su lealtad a las Naciones Unidas. Por ejemplo, el Gobierno alemán ha aumentado significativamente sus aportaciones en materia de cooperación internacional al desarrollo en los últimos años y ocupa el segundo lugar por detrás del UNDP. Esto es algo que todos ven y respetan.  

Alemania es un socio reconocido y en estos tiempos de crisis también ha demostrado su lealtad a las Naciones Unidas.
Achim Steiner, director del UNDP

Llevamos algunos años escuchando repetidos llamamientos para que Alemania asuma una mayor responsabilidad en el mundo. ¿Comparte esta opinión?
A mi juicio, muchos países industrializados ricos deberían ampliar de nuevo sus horizontes. En estos momentos, subestiman hasta qué punto el futuro de Europa, por ejemplo, depende de lo que ocurra en el resto del mundo. Esto también significa que hay que invertir más en asuntos internacionales. Los países donantes destinan actualmente en su conjunto el 0,36% del producto interior bruto a la cooperación internacional. Desde hace décadas se viene demandando un 0,7%. Alemania ha cumplido el margen recientemente, pero durante muchos años no. Otros muchos países siguen sin cumplirlo. Sería ingenuo pensar que somos capaces de resolver los problemas del mundo con el compromiso adquirido hasta ahora y con este nivel de financiación.  

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