Heusgen, presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich: “Fomentar la paz a través del diálogo”
Christoph Heusgen, presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, nos cuenta sobre los objetivos de la Conferencia y el futuro del orden internacional.
Señor Heusgen, la Conferencia de Seguridad celebra en 2024 su 60.º aniversario. ¿Cómo puede continuar cumpliendo la Conferencia con su función central que es ofrecer una plataforma para que se lleven a cabo debates permanentes?
Desde mi punto de vista, lo fundamental es mantener una combinación adecuada de cambio y continuidad. Aun con todos los cambios que han tenido lugar en las últimas seis décadas, nuestra función central continúa siendo la misma: ofrecer una plataforma independiente para un intercambio constructivo acerca de los retos internacionales más urgentes en materia de seguridad para fomentar la paz a través del diálogo. En vista del revisionismo cada vez más agresivo y el gran número de crisis y conflictos sangrientos alrededor del planeta, esta función central hoy es más importante que nunca.
Al mismo tiempo, la única manera de que una plataforma como la nuestra permanezca vigente es que acompañe los tiempos que corren. En los últimos 60 años, la Conferencia se ha adaptado constantemente al cambiante entorno geoestratégico. En nuestros inicios, en el medio de la Guerra Fría, las reuniones constaban, sobre todo, de representantes masculinos y transatlánticos que discutían sobre temas de seguridad dura detrás de puertas cerradas. Con el tiempo, el grupo de participantes se amplió y adoptó un carácter notablemente más diverso, al igual que el espectro de temas.
Desde el comienzo, para mí ha sido importante aumentar el número de participantes del Sur Global y, de este modo, extender el diálogo hacia temas que excedan el ámbito transatlántico. En este tiempo he trabajado en alcanzar la paridad de género en nuestros estrados, lo cual se ha hecho realidad en el último año. A pesar de que la guerra de agresión rusa contra Ucrania ha vuelto a colocar temas tradicionales de seguridad en los primeros lugares de nuestra agenda, continuamos analizando temas de seguridad más amplios, como la seguridad climática y las repercusiones de las nuevas tecnologías, como la IA generativa.
Es probable que la guerra en Ucrania y el conflicto en Oriente Medio marquen la Conferencia de este año. ¿Qué mensaje espera que se envíe desde la Conferencia de Seguridad en este sentido?
Desde luego, ambos temas tendrán un papel preponderante en Múnich este año. En la Conferencia del año pasado, vimos un muy amplio grado de consenso y firmeza a nivel transatlántico en materia de apoyo a Ucrania. Desde aquel entonces, hemos observado también un gran número de valientes pasos que se han dado, entre otros, por parte del Gobierno alemán que, en la actualidad, es el segundo país que más apoyo militar ofrece a Ucrania. Sin embargo, en las últimas semanas y meses se ha planteado la duda de si este apoyo transatlántico es suficiente y si realmente puede sostenerse en el tiempo. Mi deseo para este año en Múnich es poder ver una clara señal en este sentido, en especial, por parte de los países europeos.
Seguramente, el conflicto en Oriente Medio también tenga una fuerte presencia en los debates en Múnich. Nuestro objetivo es reunir a los aliados transatlánticos e importantes representantes de la región para poder conversar sobre las opciones de las que disponemos para disminuir la intensidad del conflicto. Aquí se incluye la cuestión de cómo podemos apaciguar la catastrófica situación humanitaria en Gaza, cómo continuar tras un potencial alto el fuego y cómo podría ser un proceso de paz duradero.
Pero, lamentablemente, Ucrania y Oriente Medio no son los únicos conflictos que debemos abordar y sobre los que esperamos poder analizar potenciales soluciones. Hay algunos conflictos alrededor del planeta que no por atraer menos atención mediática y política son menos graves. Me refiero, por ejemplo, a la sangrienta guerra civil en Sudán que ha obligado a exiliarse ya a aproximadamente nueve millones de personas. O a la crisis humanitaria en Haití, donde bandas criminales tienen sitiada una gran parte del país.
¿Cómo puede volver a reforzarse el orden internacional basado en reglas desde su punto de vista?
Debemos desarrollar una visión positiva e inclusiva del futuro de este orden. Esto implica, por un lado, defender sus fundamentos, la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Porque, si cuestionamos su relevancia, estaríamos yendo hacia un mundo en el que gobierna la ley del más fuerte, en lugar de la fuerza de la ley. Al mismo tiempo, tenemos que reflexionar sobre potenciales reformas en el marco de una coalición amplia.
Dicha coalición debería incluir, además de representantes transatlánticos, la voz de los países del Sur Global y también abordar las cuestiones que preocupan en esas latitudes. De este modo, cabe preguntarse también cómo incrementar la representatividad de las instituciones multilaterales. La inclusión de la Unión Africana en el G20 en 2023 es un aspecto destacable. No obstante, al observar el Consejo de Seguridad de la ONU y las instituciones financieras internacionales, está claro que África, América del Sur y Asia continúan teniendo escasa representación.
¿Qué papel pueden asumir Europa y Alemania en este sentido?
Alemania y Europa deben desempeñar un papel fundamental. Alemania es el segundo mayor contribuyente para el desarrollo y la ayuda humanitaria a nivel mundial y el segundo Estado en aportar más dinero al sistema de la ONU. La Unión Europea en conjunto es el mayor donante del mundo, así como el mayor mercado interno. Este peso a nivel económico implica también una gran responsabilidad política.
Los tiempos en los que podíamos ser un gigante económico escondido políticamente, con frecuencia, detrás del escudo de nuestros aliados americanos se han terminado. Alemania y Europa deben tener una mayor presencia en la defensa de los fundamentos del orden internacional basado en reglas. Esto implica, entre otras cosas, que debemos respaldar a Ucrania con más determinación y enviarle las armas y municiones que necesita para defender su soberanía territorial.
Al mismo tiempo, la comunidad europea tiene la obligación de tender la mano a los países del Sur Global con más convicción y también trabajar con ellos para alcanzar una mayor representatividad en las instituciones multilaterales. Desde mi punto de vista, la exigencia de años de un lugar permanente para Alemania en el Consejo de Seguridad de la ONU ha quedado obsoleta. Si se considera el desarrollo demográfico y económico mundial, es difícil de justificar que Europa esté representada con tres miembros permanentes, mientras que África y América Latina no tienen ninguno. En realidad, Europa debería lograr ponerse de acuerdo y transmitir un único discurso consensuado en las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales.