“La dignidad humana exige que haya libertad de religión”
El experto en derechos humanos Heiner Bielefeldt nos explica el motivo de la importancia de la libertad de religión y por qué suele generar confusiones.
La libertad de religión forma parte de los derechos humanos establecidos a nivel internacional y de los derechos fundamentales definidos en la Ley Fundamental alemana. El profesor Heiner Bielefeldt es titular de la cátedra de derechos humanos y política de derechos humanos de la universidad Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg, y está especializado en el tema de la libertad de religión. Este filósofo, teólogo e historiador se desempeñó, además, de 2010 a 2016 como Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la libertad de religión o de creencias.
Profesor Bielefeldt, ¿qué implica que la libertad de religión esté establecida como derecho fundamental en la Constitución alemana?
El compromiso con la dignidad humana en la Ley Fundamental se observa en una amplia serie de derechos fundamentales. Entre ellas, se encuentra la libertad de religión que reconoce la posibilidad de que las personas elijan las creencias que marcan su identidad y vivan de acuerdo con sus principios. La dignidad humana exige que haya libertad de religión, pero el significado real de esto en un país se observa en su jurisprudencia. En Alemania, las sentencias de la Corte Constitucional Federal demuestran una noción muy abierta y amplia de la libertad de religión.
¿Qué tan importante es la aceptación social de la libertad de religión?
La comprensión del sentido y de la importancia de este derecho humano está mermando en cierto modo. Muchas veces me preguntan, por ejemplo, si la libertad de religión no es anacrónica y superflua en la actualidad o si no es contraria a otros derechos humanos, como la igualdad de género. Algunas personas consideran también que es redundante porque, en esencia, ya debería estar garantizada por la libertad de opinión y reunión.
Sin embargo, estas afirmaciones reflejan una noción sumamente equivocada de la libertad de religión que, en realidad, garantiza que las personas puedan organizar sus vidas según sus propias creencias. No se trata, por ejemplo, de tener una opinión sobre el velo, sino de poder usarlo en la cotidianidad. La libertad de religión, que incluye a la libertad de creencias también, es una gran ventaja para las sociedades plurales, desde mi punto de vista.
¿Cuál sería la ventaja?
La libertad de religión permite convivir de forma productiva en un pluralismo ideológico. Implica que las personas reconozcan y respeten su dignidad y libertad, independientemente de la diversidad de las religiones y las creencias. Por eso, para mí, es el modelo de organización más viable en las sociedades pluralistas.
¿Se podría decir que la libertad de religión es un indicador de si en un país se respetan los derechos humanos?
Sí, desde luego. La relación entre la libertad de religión y otros derechos humanos no son simples palabras, sino que puede observarse con claridad. La libertad de religión depende siempre, por ejemplo, del Estado de Derecho en un país, es decir, del acceso a una justicia independiente, entre otras cuestiones. También es evidente el vínculo con la libertad de opinión.
Todos los derechos humanos se apoyan mutuamente. Por eso, cuando me desempeñé como Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la libertad de religión o de creencias siempre contemplé la situación de derechos humanos de forma integral en los países. Así, al analizar la libertad de religión, entre otras cuestiones, debían abordarse también los derechos de las minorías, la libertad de prensa o los derechos de los niños.
¿La libertad de religión puede ayudar a fortalecer los derechos humanos en general?
No todas las comunidades religiosas están a favor de la libertad de religión. Sin embargo, el mensaje les llega de manera distinta cuando se trata de sus derechos. De este modo, esas comunidades pueden abrir las puertas para que se contemple el asunto de los derechos humanos en general. Al trabajar sobre estas cuestiones, la intención también es establecer vínculos o alianzas creativas.
¿Qué papel pueden desempeñar la libertad de religión y creencias en la política de desarrollo?
Por un lado, aprovechar las posibilidades que ofrece la cooperación con las comunidades religiosas es una medida prudente en este sentido. Con frecuencia, al trabajar más allá del plano estatal, se pueden abordar grupos completamente distintos de la población. Allí veo un potencial enorme. Al mismo tiempo, desde luego, siempre cabe preguntarse con quién se está hablando. Se debe poder valorar de forma crítica si, a través de un trabajo conjunto, por ejemplo, se están fortaleciendo estructuras de poder existentes. De todos modos, la libertad de religión siempre es una ayuda, en principio, para contemplar a las personas y tomar sus creencias en serio.