Caspar David Friedrich: el maestro del silencio
Olvidado, incomprendido, aclamado: en el 250 aniversario de su nacimiento, la obra de Caspar David Friedrich volverá a ser rescatada.
Un hombre junto al mar, tan pequeño que casi pasa desapercibido. Con una mirada triste contempla las olas negras, el cielo se cierne igual de sombrío y amenazador sobre el horizonte; tan sólo en la parte superior del retrato asoma un rayo de esperanza, transformándose el gris en un delicado azul celeste. Estas franjas de colores resultan increíblemente modernas, con un aspecto bidimensional, casi abstracto. Caspar David Friedrich las pintó entre 1808 y 1810, unos 100 años antes de que comenzara el modernismo en el arte. Actualmente “Monje en la orilla del mar” forma parte de la colección de la Antigua Galería Nacional de Berlín.
¿Qué vería en este motivo el devoto protestante Friedrich, cuya hermana y padre murieron poco antes de empezar a trabajar en el cuadro? ¿Lo mismo que muchos de nosotros hoy? ¿Un hombre a merced de las fuerzas de la naturaleza, entre la esperanza y el abismo? En los cuadros reposados de Friedrich, cada uno percibe algo diferente en cada momento. Una cosa es segura: esta obra nada tenía que ver ni de lejos con la pintura paisajista del siglo XIX. Es único y excepcional – y tal vez el big bang anticipado de la modernidad.
La naturaleza como motivo central en los lienzos de Caspar David Friedrich
Sin embargo, sus otras obras tampoco representan imágenes, sino que son algo así como collages al óleo: recompuso los elementos de la realidad – árboles, colinas, rocas, nubes, que dibujaba en su cuaderno de esbozos durante sus paseos por la naturaleza – en el lienzo, con una perspectiva y una disposición diferentes, bajo una luz especial. Su idea era: “El pintor no sólo debe pintar lo que ve frente a sí mismo, sino también aquello que ve en su interior”. Cuando aparecen personas, las vemos por detrás. En su biografía convertida en bestseller “La magia del silencio”, publicada en 2023, el experto en arte Florian Illies escribe que Friedrich, maestro en la observación de la naturaleza y en su interiorización emocional, simplemente no era capaz de pintar figuras ni rostros. Pero es posible que Friedrich sólo pretendiera que los observadores contempláramos junto con sus figuras el cuadro y el mundo que había creado y adoptáramos su perspectiva.
El largo camino hasta convertirse en el artista más importante del Romanticismo alemán
Para Friedrich, la búsqueda de una experiencia espiritual en la naturaleza y la soledad del individuo eran de gran importancia. “Monje en la orilla del mar”, sus “Acantilados blancos en Rügen”, el "El caminante sobre el mar de nubes" o el destructor, gélido y abrupto “Mar de hielo” – todas estas obras son hoy en día iconos del Romanticismo temprano y forman parte de la memoria colectiva de la historia del arte alemán. Esto no siempre fue así. Friedrich, nacido en 1774 en Greifswald, a orillas del mar Báltico, y fallecido en Dresde en 1840, tuvo éxito en vida – el propio rey prusiano adquirió el “Monje en la orilla del mar” para regalárselo a su hijo.
Pero apenas una década más tarde, los frecuentes motivos melancólicos, sombríos y misteriosos, así como la mistificación de la naturaleza, ya no respondían al gusto de la época. Incluso el poeta Goethe, al que Friedrich veneraba, se burlaba de forma poco elegante de su pintura. Poco antes de su muerte, el mundo había olvidado a Friedrich. Muchos de sus cuadros – entre ellos el “Caminante” y los “Acantilados blancos en Rügen” – pasaron desapercibidos, e incluso se perdieron, durante mucho tiempo.
Apropiación ideológica durante la época nacionalsocialista
No fue hasta principios del siglo XX cuando se redescubrió el arte de Friedrich. Unos años más tarde, los nacionalsocialistas vieron en sus obras elementos “nórdicos”, “germánicos”, que utilizaron con fines propagandísticos.
En 1974, los cuadros de Friedrich fueron expuestos por primera vez en una gran exposición con motivo de su 200 aniversario: en la Alemania de entonces, aún dividida, la Hamburger Kunsthalle y la Staatliche Kunstsammlungen Dresden unieron sus fuerzas al otro lado del “Telón de Acero” para emprender una excepcional cooperación. Como consecuencia, Caspar David Friedrich fue rehabilitado como superestrella del Romanticismo. Sus obras fueron reexaminadas y reinterpretadas – el artista político Friedrich, que propugnó la lucha por la libertad frente a Napoleón, pasó a un primer plano. Hay quien ve incluso en el reservado y probablemente un tanto excéntrico amante de la naturaleza el primer defensor del medio ambiente. En cualquier caso – su arte aborda temas intemporales, despierta emociones y ha sido fuente de inspiración para tantos artistas.
Tres exposiciones con motivo del 250 aniversario del nacimiento de Caspar David Friedrich
En el año de su 250 aniversario, cada uno podrá hacerse su propia opinión sobre el maestro del silencio: tres grandes exposiciones muestran la obra del artista romántico, cada una desde una perspectiva diferente. La Kunsthalle de Hamburgo aborda la relación entre el hombre y la naturaleza en la obra de Friedrich. La Alte Nationalgalerie de Berlín muestra el papel que jugó el museo a la hora de redescubrir los cuadros de Friedrich en el Imperio Alemán. Las Staatlichen Kunstsammlungen Dresden (Colecciones Estatales de Arte de Dresde) exploran la manera en la que la ciudad, donde el artista vivió durante más de 40 años, moldeó su obra. Para todos aquellos que no puedan desplazarse a Alemania, una oferta digital conjunta de los tres museos ofrece impresiones virtuales de las obras de Caspar David Friedrich.