La autonomía como perspectiva
El sector de los oficios busca con urgencia personal cualificado en todos los ámbitos y son aquellos provenientes del extranjero quienes tienen las mejores oportunidades. Los servicios de intermediación son una gran ayuda para encontrar la empresa adecuada.
En la carpintería de Martin Kohstall trabajan personas de muchos países diferentes: Togo, Senegal, Siria, Francia, Ghana, Croacia y Grecia. Al maestro carpintero le encargan trabajos de interiorismo para los que cuenta con un equipo compuesto de una combinación de carpinteros más grandes y experimentados, y aprendices u operarios jóvenes. Uno de ellos es Abdulrahim Alshallah, quien llegó a Múnich de Siria en 2018. En su país, aprendió el oficio de la carpintería, aunque allí no hay una formación formal como en Alemania. Martin Kohstall decidió contratarle, a pesar de no tener un título. “Necesito jóvenes agradables que tengan ganas de trabajar”, afirma el profesional oriundo de Múnich. “La nacionalidad es completamente irrelevante. Para mí, el mundo siempre ha sido un espacio de diversidad”.
Quienes deciden enviarle su solicitud, primero deben realizar prácticas. “La actitud es fundamental, las y los solicitantes deben tener la voluntad de aprender”, subraya Kohstall. “Y deben adaptarse a nivel humano”. El nivel de alemán lo considera menos relevante. Aquí contrata con regularidad a personal cualificado extranjero desde hace 15 años. Alrededor de la mitad de los 23 trabajadores tienen un trasfondo internacional. “Son nuestro futuro en los oficios”, afirma el carpintero con énfasis. “Hace años que es necesaria una nueva generación en Alemania”.
En el sector de los oficios, se busca personal cualificado de manera desesperada y en todos los ámbitos, como destaca Stefan Gustav de la Cámara de Oficios de Coblenza. Tanto en las profesiones técnico-industriales, como en la producción de alimentos, la metalurgia o la construcción. “Suelo hablar mucho por teléfono con empresas que tienen vínculos en un país y conocen gente allí que quieren traer a Alemania”, comenta Gustav, quien está especializado en el reconocimiento de cualificaciones profesionales del extranjero. En este momento, está ayudando a una empresa de construcción de plantas de refrigeración de la región que quiere contratar a un especialista en mecatrónica en materia de tecnología de refrigeración que está viviendo en Irán. Si sus habilidades profesionales son suficientes, deberá probarlo en el marco de un análisis de cualificaciones cuando llegue al país.
Desde hace algunos años ya, en el ámbito alemán de los oficios hay claramente más vacantes que personas del sector desempleadas. Lo que falta es, sobre todo, personal que ya cuente con una cualificación profesional y experiencia. Las Cámaras de Oficios asesoran a empresas para el envío de solicitudes y la aplicación de normas. La propuesta es un beneficio para ambas partes, dado que también se aconseja a las y los solicitantes acerca de dónde pueden buscar empleo. “Sabemos qué empresas están buscando y contactamos directamente con ellas”, explica el asesor de la Cámara de Oficios Gustav. “En el mejor de los casos, logramos reunir a ambas partes”. Para el personal formado, el desempeño autónomo de la profesión en Alemania puede constituir también una perspectiva a largo plazo. “Hemos observado que muchas de las personas de origen alemán que han vuelto al país desde países de Europa del Este en la década del 90, hoy en día tienen sus propias empresas”, añade Gustav. “Incluso muchas de las personas que migraron en 2015 desde Siria se han integrado muy bien en el mercado laboral”.
Las empresas pequeñas parecen tener un vínculo particularmente positivo con el personal cualificado del extranjero, de acuerdo con un análisis del Instituto de Mercado de Trabajo e Investigación Ocupacional. Asimismo, también suelen emplear personas refugiadas, en particular, si ya han tenido experiencias con personal cualificado extranjero. Su búsqueda de personal nuevo suele ser más frecuente que el promedio y, con este fin, consultan a sus propias empleadas y empleados a otros contactos personales. Las cuestiones regionales también desempeñan un papel en este sentido: en los sitios en los que la falta de personal es especialmente importante es donde suelen contratarse inmigrantes con más frecuencia.
Los asuntos burocráticos se mantienen dentro de los límites cuando se contratan aprendices del extranjero, de acuerdo con el maestro carpintero Martin Kohstall. “Quien llega al país necesita un permiso de residencia que debe prolongar por sí mismo cuando está por expirar”.
Las evaluaciones de la escuela profesional tampoco le parecen mayor obstáculo. En Alemania, existe la denominada “formación dual”, en la que los aprendices (o “Azubis”, como se les llama informalmente en el país) asisten entre uno y dos días de la semana a la escuela profesional y aprenden allí los fundamentos teóricos de su profesión. Así, en las empresas a continuación pueden aplicar sus nuevos conocimientos de forma práctica. Desde luego, las evaluaciones suelen ser más complicadas para las personas que no hablan tan bien alemán. Sin embargo, en este caso también considera el maestro carpintero que depende mucho de cómo asumen la situación la escuela y los docentes.
“La mayor parte de los aprendices internacionales aprueba las evaluaciones”, afirma Kerstin Brandt, asesora en el proyecto de integración “Formación en oficios para personas refugiadas y solicitantes de asilo” (IHAFA, por sus siglas en alemán). El proyecto impulsado por el ministerio de Baja Sajonia de Asuntos Sociales, Trabajo, Sanidad e Igualdad facilita a las personas inmigrantes el acceso a oficios y les acompaña hasta que obtienen su título profesional. “El nivel de alemán es importante”, subraya Brandt. “Tanto para comprenderse con las compañeras y compañeros en el sitio de obra o en el taller, como en la escuela profesional”. El proyecto IHAFA ayuda a los aprendices, cuando, por ejemplo, su nivel de alemán no es suficiente para la rutina laboral diaria o las evaluaciones, a través de programas de clases particulares o cursos de idioma relacionados específicamente con el ámbito laboral que también pueden realizarse mientras se trabaja.
Adel Hammamy también lo ha logrado. El profesional sirio había llegado a Alemania tan solo tres años antes, cuando comenzó a trabajar como aprendiz con Martin Kohstall. “En aquel entonces, intentaba aprender mejor el idioma con la televisión y leyendo mucho”, explica el carpintero de 35 años. Actualmente, trabaja como operario en la empresa de Múnich desde hace 16 años. El buen humor con el que Hammamy anda por el taller es contagioso. En el sector de los oficios, siempre se trabaja en equipo, según su experiencia, y eso le gusta. Además, considera que es la mejor manera de aprender el idioma. Haber superado los retos impuestos por la escuela profesional es una gran alegría para él: “En la carpintería, hay un muy buen futuro”.