Como una única ciudad: Kerkrade y Herzogenrath
Desde el aire, solo se distingue un único lugar. Los habitantes han logrado que la frontera germano-neerlandesa resulte casi invisible.
¿Qué tipo de calle es ésta? En un lado solo hay números de casas impares, mientras que en el otro lado hay tanto pares como impares. En un lado las ventanas tienen cortinas, mientras que en el otro no. Los coches llevan matrículas blancas en un lado y amarillas en el otro. En un lado se llama Neustraße, en el otro Nieuwstraat. Es la carretera cuyo centro marca la frontera entre Alemania y países Bajos. Un lado pertenece a la ciudad alemana de Herzogenrath, el otro a Kerkrade. Un pequeño muro en una isla de tráfico nos recuerda que no siempre fue tan fácil, comenta Michael Hanek, cartero de la parte alemana. El muro, que llega hasta la altura de la rodilla, dividía la calle por la mitad hasta 1993. Quien lo cruzaba podía recibir una multa de 20 marcos alemanes.
“Hasta 1815 no estábamos separados; éramos una sola ciudad”, relata Petra Dassen, alcaldesa de Kerkrade. “Pero entonces, el Congreso de Viena trazó la frontera aquí, y de repente las familias quedaron separadas. Hoy en día, en Kerkrade, es difícil encontrar a alguien que no tenga una abuela o un tío abuelo alemán.” Lo mismo ocurre a la inversa. “Tengo una infinidad de amigos neerlandeses”, asegura Benjamin Fadavian, alcalde de Herzogenrath.
Eurode – el nombre de la ciudad transfronteriza
Gradualmente, las dos ciudades se han ido fusionando cada vez más, y hasta se han dado un nombre conjunto: Eurode, la primera ciudad doble europea. El cuerpo de bomberos ha desarrollado un acoplamiento de manguera que es compatible con los vehículos de extinción de ambos países. Si eres miembro de una biblioteca pública, puedes tomar prestados libros del otro lado. El Eurode Business Center se encuentra incluso en medio de la frontera: el baño de hombres está en Alemania, y el de mujeres en los Países Bajos.
Muchos de los casi 100.000 habitantes de Herzogenrath y Kerkrade apenas perciben la frontera. No obstante, hay límites burocráticos que impiden una mayor integración. Por ejemplo, no es posible establecer una guardería conjunta porque las normativas nacionales de cada país son incompatibles. Para superarlo, las ciudades planean solicitar a la Unión Europea el estatus de ciudad hermanada europea transfronteriza. “Imaginamos nuestras dos ciudades como un laboratorio experimental europeo”, dice Fadavian. (dpa)