Viajar con el vino
Descubre el vino alemán: desde la vendimia hasta el prensado, estos viajes te llevarán a grandes festivales, hermosas ciudades vinícolas y famosas regiones vinícolas.
Observar al viticultor
Si quieres saber cómo se hace el vino, lo mejor es empezar por la uva. La vendimia es el inicio del camino hacia un buen vino. En Alemania, el mejor vino antes del kabinett y el spätlese, se llama auslese. Solo se seleccionan las mejores uvas y se cosechan a mano; o, mejor dicho, se vendimian, usando el término técnico. En la bodega estatal Kloster Pforta, en la región vinícola de Saale-Unstrut, los visitantes interesados pueden pasear por los viñedos con los viticultores y aprender a reconocer las uvas aptas para la selección. Para que no tengas que esperar hasta que la fruta cosechada por ti mismo fermente y se convierta en vino, se ofrece Federweißer fresco para degustar después de terminar el trabajo.
Vino y música
Contrariamente a la creencia popular de que el vino embota los sentidos, una dosis adecuada de vino puede aguzar el oído para algunas delicias musicales. No en vano, los festivales de música son una parte esencial de la cultura vinícola alemana. El festival de música de Rheingau atrae cada año a más de 100 000 personas, lo que lo convierte en uno de los mayores festivales de música clásica y jazz del mundo. Desde 1987, impresionantes escenarios como el monasterio de Eberbach, la Kurhaus de Wiesbaden y el castillo de Johannisberg invitan a disfrutar del vino y de la música. La combinación de variedades de uva regionales, el histórico telón de fondo y la música de talla mundial convierten la visita en una experiencia inigualable.
Dormir en un barril de vino
Con sus numerosos viñedos y festivales, la ciudad vinícola de Rüdesheim am Rhein, en Hesse, invita a visitarla a los amantes del vino de todo el mundo. Aquí se prensan y sirven, sobre todo, las variedades de uva riesling y pinot noir para elaborar excelentes vinos. En esta ciudad del valle del curso medio del Alto Rin, que es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, los barriles de vino no solo se utilizan para el almacenamiento y el transporte, sino que también sirven de alojamiento para los huéspedes aventureros. Seis grandes barriles de vino se han convertido en dormitorios justo en el centro del casco antiguo, a orillas del Rin, caracterizado por sus casas con entramado de madera. Dos camas y una pequeña sala de estar ofrecen a los huéspedes una noche de romanticismo renano y vinícola.