El objetivo es la seguridad del ciudadano
¿Hay que renunciar a las libertades por una nueva Estrategia de Seguridad Nacional? Respuestas del investigador de la paz Christopher Daase.
Profesor Daase, ¿para quién debe crear seguridad la Estrategia de Seguridad Nacional?
En los Estados democráticos, en última instancia siempre se trata de la seguridad del ciudadano, es decir, de garantizar su libertad para llevar una vida autodeterminada y digna. Pero para garantizar esta libertad, las instituciones sociales y estatales deben funcionar bien. Por eso, la seguridad se entiende a menudo como la seguridad del Estado en el sentido de la integridad territorial y la autodeterminación política. Sin embargo, en definitiva, la seguridad del Estado siempre está al servicio de la seguridad humana. Pero la seguridad no termina en las fronteras nacionales. Incluso más allá de sus propios intereses inmediatos, los Estados democráticos (y sus sociedades) tienen una cierta responsabilidad en cuanto al bienestar de las personas necesitadas.
¿Contra qué peligros debe proteger la Estrategia de Seguridad Nacional?
La seguridad nacional, social y humana está amenazada por diversos peligros. Las guerras y los conflictos son algunos de ellos, al igual que las crisis económicas, la degradación del medio ambiente y el cambio climático. El mayor reto de la política de seguridad es establecer prioridades y reducir los peligros de manera que no aumenten otros. Sin embargo, a menudo hay que hacer concesiones, por ejemplo, cuando, como en la actualidad, hay que hacer recortes en el Estado de bienestar (es decir, en la seguridad económica) en favor de la defensa de la alianza (es decir, la seguridad militar).
¿Cómo debería ser una nueva política de defensa?
En el futuro, la política de seguridad se centrará más en la defensa militar y la disuasión. Al fin y al cabo, la guerra de Rusia contra Ucrania ha destruido definitivamente la arquitectura europea de paz y seguridad. Esto también afecta a las relaciones económicas y sociales: tendrá que haber una "desconexión controlada" para que Alemania pueda liberarse de las dependencias unilaterales (por ejemplo, en política energética).
Al mismo tiempo, es importante no pasar completamente a la confrontación, sino tener presente el objetivo a largo plazo de una política de seguridad cooperativa. Para ello, ya se pueden desarrollar ideas sobre cómo integrar el deseado rearme en la política de control de armas para que no conduzca a una nueva carrera armamentística.
¿A cuánta libertad tenemos que renunciar a cambio de seguridad?
Tradicionalmente, se asume que la seguridad siempre se produce a expensas de la libertad: la policía puede registrar vivienda para atrapar a los ladrones; el ejército puede reclutar soldados para defender el país; el Estado puede aumentar los impuestos para equipar mejor al ejército. Sin embargo, si se pone la seguridad de los ciudadanos en el centro, entonces no se trata de restringir, sino de garantizar la libertad, es decir, llevar una vida autodeterminada y digna. La seguridad no sólo restringe la libertad, sino que la hace posible. Esto significa que la propia sociedad debe determinar - ya sea en elecciones o a través de la participación en el debate político - qué política de seguridad estatal considera adecuada para cada libertad social.
El profesor Dr. Christopher Daase es miembro ejecutivo adjunto del consejo de administración del Instituto de Investigación para la Paz de Frankfurt (PRIF). Imparte clases en la Universidad Goethe de Fráncfort.
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